Hoy día ya no sé. En Madrid hay de todo menos madrileños ; pero hasta hace “cuatro días” ser madrileño, aunque fuese de acogida, era tener un sentido del humor muy particular. Quizás por ser una ciudad de acogida de personal que venía de pasarlas canutas en sus lugares de nacimiento hacía que las penas y las dificultades de la vida ciudadana se tomasen con esa chunga madrileña tan característica que dulcificaba en gran medida la dureza de la vida.

Hay una anécdota que siempre me llamó la atención y explica a la perfección ese raro humor madrileño. Se trata de lo siguiente: En los años 40, en aquellos años de HAMBRE en la capital de las Españas, la estatua de Neptuno apareció con un cartelón colgado del cuello en el que se podía leer “ O me dais de comer, o me quitáis el tenedor”

También es sintomático de cómo los madrileños van de por libre a pesar de las cabezonerías coyunturales de sus ediles si nos paramos a constatar como para el Ayuntamiento se debe llamar una calle o plaza y los madrileños la bautizan a su manera… y esta, la popular, es la que subyace.

Por ejemplo. Si nombramos la Plaza del Pintor Sorolla, la glorieta de Carlos V, Glorieta de Cánovas del Castillo, Isabel II, Plaza de Fernández Ladreda, etc, es muy posible que tengamos que echar mano del callejero para encontrar su ubicación; pero si lo sustituimos por los más castizos de Plaza de Iglesias, Glorieta de Atocha, Plaza de Neptuno, Ópera, y Plaza Elíptica aplicando el mismo orden de los nombres dados en primer lugar, seguramente que el callejero nos sobrará.

También es curioso constatar la enorme cantidad de distintos nombres que se dan a la calificación de las vías públicas. Tenemos calle, callejón, travesía, plaza, plazuela, plazoleta, ronda, paseo, avenida, paso, pasadizo, corredera, cava, gran vía, pasaje, camino, camino viejo, costanilla, glorieta, cuesta, escalinata, postigo, carrera, carretera, cañada, ribera, senda, vereda , carril, galería y vía ( alguna seguro que se queda en el olvido)

Aquí, en Madrid, hay de todo.

PD. Otro día podemos hablar de calles desaparecidas y otras existentes con nombres evocadores y otras de nuevo cuño con nombres de lo más friqui. De política y de sus consecuencias en las estupideces del callejero madrileño no hablo….aunque debiera.