Venga otra alternativa; que estoy de rebajas por ser fin de semana y ofrezco dos al precio de una.

Seguramente la inmensa mayoría de los españoles de cualquier “nacionalidad” han discurrido alguna ven por la actual A-3 ( antes de ser ricos todos N-III) . Yo recuerdo como se hacían comentarios de dónde se podía comer bien o simplemente hacer una parada para visitar el servicio y tomarse un cafelito. Normalmente para los sufridos madrileños que buscaban el mar por Valencia o Alicante, solían reposar del viaje en Honrubia o en Montilla del Palancar; por lo menos así lo hacían antes, cuando todavía había pobres y ricos y la máxima expectativa de los recién motorizados españoles era tardar lo menos posible en tan largo viaje. Pero esas ansias por batir records de velocidad y la incultura reinante, privaban de saborear una de las muchas pequeñas joyas históricas que se reparten a lo largo y ancho de nuestra ( de momento) península.

Apenas abandonada la Comunidad de Madrid y tras unos pocos kilómetros en la muy noble provincia de Cuenca, a la altura de Saelices, aparecía colgado en lo alto de la autovía un cartel que decía: SEGOBRIGA, CIUDAD ROMANA.

Pues nada. Aquello sonaba a romano caduco y casposo y el personal pasaba a too trapo para aprovechar la recta allí existente y subir la siguiente colina sin bajar la marcha del caballo de metal. A un lado quedaba la joya histórica y la parada se hacía en alguno de los pueblos citados para rendir homenaje a la cerveza española.

Pues bien; a unos escasos tres kilómetros de la autovía y del cartelico en cuestión, aparece a nuestra visión ,como por encanto, un anfiteatro y un circo romano en muy buenas condiciones de conservación. También aparecen los restos de lo que debió ser una ciudad romana hasta lo alto de un pequeño cerro ( Cerro del Griego) y en el fondo, en un barranco, el río Cigüela. Alrededor unas bastas vistas de la meseta sur encuadradas por el azul intenso del cielo castellano ( ahora sería castellano-manchego, pero el cielo es el mismo)

Hace tiempo que no disfruto del bocata del chorizo de Pamplona a la vez que recorro aquellas piedras históricas porque mis preferencias turísticas ya no coinciden con las habituales y populares. Tengo idea que las excavaciones se han ampliado bastante, que ahora hasta cobran por ver aquello ( la democracia que acerca la cultura al pueblo popular) y que posiblemente nos podremos encontrar algún paisano vestido de romano como en el Coliseum para que el personal pueda autoretratarse con el palitroque ese que se ha puesto de moda. ¡Qué vamos a hacer! Es el progresismo regenerativo de la democracia democrática.

Pero aun así merece la pena cambiar la cervecita de Honrubia por el bocata casero y aprovecha que tenemos a tres km de nuestra popular ruta una ciudad romana sobre los restos de una Carpetana ( eso ya es de nota para los amantes de la historia).

Señorita faraona; vista la facilidad que posee vuecencia para insertar “afotos temáticas”, a ver si tiene a bien vuestra merced colocarnos alguna de lo descrito.