No solo eso, sino que lo postulan y defienden como un dogma.
Su problema es la esquizofrenia paranoide que deben sufrir al defender un partido a razón de tu propia ideología, y comprobar como ese partido mantiene que los componentes de la institución para la que trabajas forman parte del aparato represor de un estado fascista el cual es necesario destruir.
La vida es dura.