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Resultados 1 al 8 de 8
  1. #1

    La metralla fantasma del 11-M

    Es asombroso el relato que aquí se hace sobre lo ocurrido con la metralla del 11-M

    http://www.elespanol.com/espana/20170306/198730503_0.html

    Las notas numeradas de este artículo y su 2ª parte están 7 comentarios más adelante

    2ª parte:
    http://www.elespanol.com/opinion/tribunas/20170322/202849716_12.html





    Imagen de los atentados del 11 de marzo. GTRES


    Investigación

    La metralla fantasma del 11-M

    6 marzo, 2017 17:33

    Carlos Sánchez de Roda
    Por su interés, publicamos el estudio del ingeniero Carlos Sánchez de Roda sobre el tratamiento que tanto en la investigación como en el juicio del 11-M se dio al asunto de la metralla. Sánchez de Roda es autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), en el que expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.

    La versión oficial de lo ocurrido en el atentado del 11-M está fundamentada en una mochila aparecida en la comisaría de Vallecas junto con multitud de enseres procedentes del tren explotado en la estación de El Pozo. Pero cinco agentes Tedax [Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos] habían sacado todos los enseres del tren, habían abierto paquetes y bolsas uno a uno para revisarlos por dos veces (1). Tras la explosión de dos bombas y la desactivación de otra en esa estación, ¿cabe en la cabeza que a esos cinco agentes se les colara otra con 10 kg de dinamita entre esos enseres?

    El mismo día de la desactivación, 12 de marzo de 2004, el comisario Sánchez Manzano [jefe de los Tedax] emite una “Nota informativa” sobre "Desactivación de artefacto explosivo en Vallecas”. Y dice encontrar “640 gramos de tornillos y clavos introducidos como metralla en la sustancia gelatinosa”, pero no se incluyen las fotografías. El carrete con el que se tomaron las fotos en Parque Azorín fue recogido por los Tedax y las fotos quedaron ocultas (2).

    Las fotografías de esa metralla aparecieron por primera vez en sendos informes Tedax, uno personal de Sánchez Manzano, firmado por él y sólo por él, y otro de sus peritos, con los que se atendía una orden del juez Del Olmo (3). El de Sánchez Manzano se refiere sólo a la mochila de Vallecas (4), e incluye una fotografía de la metralla que él atribuye a esa mochila (5); Manzano cita expresamente la presencia de "clavos, con la función de ser dispersados como metralla", sin mencionar que haya también tornillos. En el de los peritos (6), se incluye la misma fotografía de esa metralla que había publicado la cadena de televisión ABC Newus el 30 de marzo anterior, diferente de la utilizada por Sánchez Manzano.

    Foto publicada por la cadena de televisión abc news el 30 de marzo de 2004, que es la misma que utilizaron los Tedax en su informe de 11 de junio.



    No hay actas de recogida de las muestras

    Finalmente, en la pericial sobre metralla de 7 de diciembre de 2005, vuelve a aparecer la metralla de la mochila de Vallecas, pero esta vez dividida en 5 partes, todas ellas fotografiadas. Las mismas fotos fueron utilizadas en la pericial de explosivos efectuada durante el juicio, en mayo de 2007.

    Para no alargar este trabajo, no voy a entrar en la interesante comparación de la metralla que se ve en las primeras fotos con la contenida en las cinco bolsas de la última versión; en todo caso, vemos la abundancia y variedad de componentes que en todas las versiones se atribuye a esa metralla.

    Foto de la metralla de la mochila de Vallecas utilizada por S. Manzano en su personal informe pericial.



    En el sumario no hay actas de recogida de las muestras de los trenes. No se conocen los imprescindibles inventarios, descripciones o fotografías de lo recogido. Las muestras se llevaron al laboratorio Tedax, y ahí tampoco se redactó un acta que incluyera el inventario, la descripción y las fotografías de todas y cada una de las muestras analizadas, como sí se hizo ya en 2007 en la pericial de explosivos efectuada durante el juicio.

    Metralla consistente en un solo clavo

    Así pues, no hay más información de la naturaleza de la metralla recogida en los trenes que lo que dicen las actas de las periciales realizadas con posterioridad. Pues bien, para cuatro periciales realizadas antes de diciembre de 2005 sólo existe, como única metralla recogida en los trenes, un clavo recogido en el tren de Téllez, el cual es fotografiado. En una quinta pericial se dice que sólo se recogió metralla en el tren de Téllez, sin dar más detalles.

    En el desescombro de la casa de Leganés apareció una caja de clavos todos iguales (7). El 21 de mayo de 2004, la juez del juzgado nº 3 pidió a los Tedax de Sánchez Manzano "un informe detallado sobre sobre el material explosivo y detonadores encontrados en la casa de Leganés" (8). Sánchez Manzano envió el informe el 29 de junio (9), y en él incluyó los clavos entre el material explosivo investigado, y los analizó de una manera muy especial que marcaría después la forma de actuar en otras tres periciales posteriores específicas sobre metralla.



    Fotos de la metralla de la mochila de Vallecas utilizada por los peritos de la pericial sobre metralla de 7 de diciembre de 2005.



    Se compararon sólo geométricamente esos clavos con los de los trenes y con los de la mochila de Vallecas para buscar un posible origen común. Es razonable pensar que, para buscar esas posibles coincidencias, habría que comparar uno de los clavos iguales de Leganés con todos los diferentes recogidos en los trenes y en la mochila. Pues bien, de los trenes se compara un único clavo, procedente de Téllez -al parecer no había más- y de la mochila se utiliza otro único clavo, cuando ya hemos visto que había una gran variedad de ellos. Y se hace la comparación con resultado negativo: no hay coincidencias entre la metralla de esos tres lugares y no se busca más. Se ignora el resto de los 640 gramos de metralla de la mochila.

    Asignada una medida única a todos los clavos

    Y lo que es más asombroso, se justifica implícitamente ese absurdo proceder mediante la asignación de una medida única a los clavos de la mochila, como si todos fueran iguales, o como si sólo hubiera uno, cuando hemos visto que las fotos atribuidas a esa metralla muestran una gran variedad de clavos y tornillos.

    Hay que hacer notar que, así como de la mochila había evidencias de la existencia de abundante metralla, y de Leganés se sabía por el acta de recogida que había una caja de clavos, en el momento de esa pericial no había dato alguno oficial de la naturaleza de la metralla recogida en los trenes. Ésta es la primera vez que se pone de manifiesto la existencia de metralla en los trenes, y se trata de un solo clavo.

    ¿No sería absurdo que si había más no se comparasen todos ellos con el de Leganés para buscar coincidencias? Y con un solo clavo procedente de los trenes, sería muy difícil admitir que la mochila de Vallecas, cargada de metralla, también había estado en los trenes. Habría que disimularlo como fuera. Y cabe pensar que esa puede ser la explicación del raro proceder de los peritos en esta pericial al escoger también un solo clavo de la mochila. Y en el acta de la pericial, se incluye una foto comparativa de tres clavos: uno de los muchos iguales de Leganés, otro de la mochila y el de Téllez.

    Ningún tornillo procedente de los trenes

    Este procedimiento operativo parece obedecer a una línea de actuación ya marcada por alguien para las posteriores periciales. Cada vez que en la instrucción aparece algún clavo en un lugar posiblemente relacionado con el 11-M, el juez ordena compararlo con los de los trenes, y así ocurrió con la metralla aparecida en dos ocasiones en Mina Conchita, en la primera de las cuales las muestras acabaron en la basura (10), y con la aparecida en el lugar de trabajo de un investigado (11).
    Imagen del folio 1116 de la pieza separada de Leganés



    En las tres correspondientes periciales (12) efectuadas por peritos Tedax se repite una y otra vez machaconamente el mismo procedimiento: se comparan las muestras sospechosas con el clavo de Téllez como único procedente de los trenes, se ve que no hay coincidencias y se descarta la relación, como si no hubiera más metralla que comparar. Y cuando hay tornillos que comparar, se añade un tornillo de Vallecas, pero no se analiza nada de los trenes, al parecer no había ningún tornillo procedente de los trenes.

    En la primera de esas tres periciales, el juez ordena hacer la pericial tanto a Tedax como a Policía Científica (13), no consta la respuesta de Policía Científica, a pesar de que para comparar clavos, sin limitarse a comparar sus dimensiones, parece que éste sería el organismo más adecuado. Las periciales posteriores ya sólo se piden a Tedax.

    Súbita aparición de metralla dos años después

    En cumplimiento de otra orden judicial, peritos de la Policía y de la Guardia Civil elaboraron un informe conjunto sobre las explosiones en los trenes. Pues bien, en ese informe lo peritos afirman que únicamente del tren de Téllez se recogiera metralla tras las explosiones (14).

    Extrañados sin duda por la abundancia de metralla en la mochila de Vallecas y la escasez de la misma -un solo clavo- en los trenes, una de las partes le dice al juez que debe precisarse "en qué focos de explosión se encontró metralla, ya que los informes comparativos sólo mencionan metralla en el tren de la calle Téllez". Y el juez ordena la unidad Tedax que informe "en qué focos se encontró o localizó metralla, atendiendo al artefacto explosivo desactivado en Parque Azorín de Vallecas".

    El 9 de diciembre, Sánchez Manzano remite al Juzgado el informe (16). En él se da cuenta de la existencia de nada menos que de 21 tornillos y 33 clavos, es decir, surge de la nada todo un muestrario de clavos y tornillos de casi todos los focos de los trenes. Los cuales no existían para ninguna de las periciales anteriores.

    Un clavo se convierte en 21 tornillos y 33 clavos

    O sea, en diciembre de 2005, cuando por primera vez el juez pide expresamente la comparación del contenido de la mochila de Vallecas con lo recogido en los focos de los trenes, cuando podían ponerse de manifiesto diferencias que implicaran que la mochila de Vallecas no era una de las utilizadas en el atentado, el misterioso clavo de Téllez se convierte de pronto en nada menos que en 21 tornillos y 33 clavos aparecidos en casi todos los focos, los cuales, por razones desconocidas, no habían existido para ninguna de las periciales anteriores dedicadas a la metralla.

    En cuanto a la mochila de Vallecas, al único clavo y al único tornillo utilizados en las periciales anteriores, se añaden ahora los 640 gramos de metralla de la mochila que, por motivos igualmente misteriosos, no se habían utilizado hasta esta pericial de diciembre de 2005. Ya no hay que contar la falacia de que, como son iguales, basta con comparar uno de ellos. Ahora, hay que sacarlos todos, sacarse de la manga y de los trenes otra metralla hasta ese momento desconocida y compararlos positivamente con ella.

    Modelos de la metralla atribuida a la mochila de Vallecas en el informe de diciembre de 2005.



    Y tras analizar toda esa multitud de nuevas muestras, desconocidas hasta entonces, se llega a la siguiente conclusión: 1. Los restos de tornillos y clavos recogidos en los distintos lugares de las explosiones, presentan coincidencias con alguno de los modelos de clavos y tornillos recuperados en el artefacto desactivado en el Parque Azorín.

    La estupefacción del juez Del Olmo

    Que no quede duda de que la mochila de Vallecas era igual que la de los trenes. Pero claro, en las periciales anteriores no se habían encontrado diferencias entre la metralla de Vallecas y la de otros lugares, como las minas asturianas. Había que corregir también ese error, y se escribió esta otra conclusión: 2. Los modelos de clavos y tornillos recogidos en los diferentes escenarios de los atentados (17), tienen coincidencias entre ellos, y con los que llevaban incorporados el artefacto desactivado, especialmente los modelos A, B, C, D y G.

    Ya estaba todo arreglado. Casi dos años después del atentado quedaba demostrado que la metralla de Vallecas era la misma que la que acababa de aparecer en los trenes con motivo de la realización de esta pericial, e incluso, desdiciéndose de periciales anteriores, era también igual a la de Mina Conchita.

    Tras haber recibido el juez Del Olmo tres periciales en las que se utilizaba únicamente un clavo de Téllez como única muestra de los trenes, debió de quedar estupefacto cuando, al pedir la comparación de los restos de Vallecas con los de los trenes, aparecieron de pronto una gran multitud de clavos y tornillos hasta entonces ignorados. Y también debió de sorprenderle que las muestras de Mina Conchita, cuya similitud con las de los trenes y con la mochila de Vallecas fue descartada en dos periciales anteriores, fuesen ahora reconocidas como similares a las de la mochila.

    Los peritos se desdicen por segunda vez

    Así se entiende que hiciera repetir las periciales de las muestras de las minas asturianas. Lo que no se entiende es que el juez no pidiera también explicaciones de por qué los peritos ignoraron esa ingente cantidad de clavos y tornillos en sus anteriores periciales. El informe se emitió con fecha 14 de febrero de 2006 (18), y en él se dice:"Respecto de la mayor parte del material recuperado en Mina Conchita, el 14 de abril de 2005, se puede afirmar que no coincide con ninguno de los modelos en que, para su estudio, se clasificó el material objeto del informe pericial de fecha 7 de diciembre de 2005".

    Es decir, como cabía esperar, los peritos se arrepienten de lo escrito en el informe anterior (19). Tras haber afirmado en dos periciales que no había coincidencias entre la metralla de las minas asturianas y la de los trenes, tras desdecirse y encontrar similitudes en la de diciembre de 2005, vuelven ahora a desdecirse y a rechazar las coincidencias. De haber encontrado esas coincidencias habrían quedado en muy mal lugar quienes hicieron los anteriores informes (20) tomando sólo como metralla recogida en los trenes un único clavo de Téllez.

    Ahora ya se sabe que nada habría cambiado utilizando más metralla, si es que la había. En fin, el juez Del Olmo podía quedar tranquilo. El aluvión de nuevas muestras aparecidas en diciembre de 2005 no habría cambiado en nada los resultados de las periciales si hubieran aparecido en marzo de 2004.

    No existe cadena de custodia de las muestras

    Dada la extraña y súbita aparición de muestras inicialmente ignoradas, dado que hubo muestras que terminaron incluso en la basura (21), surgen lógicas dudas sobre la cadena de custodia que garantizase su autenticidad desde el día del atentado hasta su envío al laboratorio de la Policía Científica para la pericial de explosivos de 15 de mayo de 2007.

    El último eslabón de esa cadena sería por lo tanto su llegada al laboratorio de la Policía Científica. Pues bien, en el informe de la pericial realizada en ese laboratorio se puede leer (22): "La cadena de custodia de las evidencias es desconocida para los peritos actuantes salvo para una de ellas. Téngase en cuenta la importancia de saber dónde, cómo, o por ejemplo cuánto tiempo y en qué condiciones ha estado una evidencia almacenada, sobre todo si sobre ella hay sospechas de contaminación".

    Y algunos peritos expresaron su opinión particular al respecto, escribiendo (23): "Que hemos solicitado por activa y por pasiva que se nos informase de la cadena de custodia a la que han sido sometidas las muestras No ha habido respuesta a dicha petición".

    Mezcla de las muestras: "Aquí mando yo"

    Y no es de extrañar que los peritos denunciaran la ausencia de esa cadena de custodia, pues ésta fue inexistente desde el primer instante, desde su recogida en los trenes. Una idea de cómo se efectuó esa recogida nos la dio José María de Pablo, abogado de la Asociación de Ayuda a las víctimas del 11-M, en un artículo publicado en El Mundo (24), en el que relata lo declarado bajo juramento por peritos Tedax (25).

    "El 11 de marzo de 2004, el inspector jefe del grupo Tedax de la Brigada Provincial de Madrid, Cáceres Vadillo, se puso al mando de la operación de recogida de muestras y repartió a sus agentes entre los cuatro escenarios del atentado. A mitad de la mañana, irrumpió en la estación de Atocha el comisario Sánchez Manzano, por entonces jefe de la Unidad Central Tedax, quien se atribuyó el mando de la operación, y colocó en cada escenario del atentado a un superior de su unidad que tuviera mayor rango que los Tedax desplazados del grupo de Madrid. Por primera y única vez en la historia de la lucha antiterrorista, la Unidad Central (que no tiene funciones operativas, sino de apoyo a los grupos provinciales) asumió el mando de una incidencia relegando al grupo provincial competente. Es así como Manzano, que carecía por completo de experiencia en la recogida de restos de explosivos -ni siquiera había hecho el curso de especialidad-, se hizo con el mando de la operación.

    Lo primero que ordenó Manzano fue que los Tedax de Madrid entregasen a los de la Unidad Central las muestras recogidas hasta entonces, impidiéndoles incluso terminar de etiquetarlas y clasificarlas. Cáceres Vadillo se indignó al ver que Manzano estaba mezclando todas las muestras recogidas, sin ni siquiera clasificarlas previamente según el foco de recogida, y le advirtió de que al hacerlo así se rompería la cadena de custodia. Pero Manzano zanjó el asunto gritando “¡aquí mando yo!”, y terminó mezclando todas las evidencias".

    Rota la cadena de custodia

    Creo que es evidente la ausencia del primer eslabón de la cadena de custodia. Tras esa peculiar forma de tomar las muestras, éstas llegaron al laboratorio químico Tedax, y la perito no dio información alguna sobre el número y la naturaleza de las muestras que analizó (26). Tampoco existe, pues, cadena de custodia de su paso por el laboratorio.

    Tras lo ocurrido en las periciales de 7 de diciembre de 2005 y 14 de febrero de 2006, es fácil suponer que el juez Del Olmo se sorprendiese por todo lo que estaba ocurriendo con unas muestras que aparecían y desaparecían de forma tan inexplicable, y que por ello se decidiese a ordenar a la Dirección General de la Policía, el 16 de marzo de 2006, que le remitiese, entre otros elementos, las muestras de los trenes (27). En respuesta a esa orden, dos agentes Tedax trasladaron al juzgado el 29 de marzo de 2006 todas las muestras que tenían almacenadas (28), acompañadas de la correspondiente acta de entrega en la que figura una lista de todas ellas.

    Casi un año después, en enero de 2007, en cumplimiento de la orden del Tribunal de realizar una pericial sobre los explosivos, todas las muestras obrantes tanto en el juzgado como en los almacenes Tedax fueron entregadas a agentes de la Policía Científica. Pero no consta en el sumario el acta de esa entrega de las muestras de los trenes (29) desde el juzgado a la Policía Científica. No se sabe quién hizo la entrega, qué se entregó, en qué fecha, ni en qué condiciones.

    ¿Por qué hay diferencias en el empaquetado?

    Los códigos de todas las muestras analizadas en la pericial de explosivos son correlativos desde el M-1 hasta el M-10, códigos que fueron asignados en 2007, al iniciarse los trabajos de la pericial (30). Las muestras de los trenes se encuentran en bolsas numeradas del 1 al 13 más el clavo de Téllez incluido en la bolsa 14. Las bolsas 10 a 13 tienen un contenido claramente diferente, pues ninguna de ellas contiene metralla, mientras que las otras nueve sólo llevan clavos y tornillos. Además, cada una de esas cuatro bolsas 10 a 13 corresponde a uno de los trenes, pero sin distinción de los focos de cada tren, que se encuentran mezclados en cada bolsa, mientras que casi todas las muestras de clavos y tornillos de las bolsas 1 a 9 sí que tienen indicación del foco al que pertenecen. Y las bolsas 10 a 13 se distinguen además claramente de las restantes por llevar la siguiente anotación "recogidos para análisis de las explosiones", anotación que no figura en ninguna de las bolsas que contienen la metralla.

    Creo que alguien debería contestar a las siguientes preguntas: ¿Por qué sólo en las bolsas 10 a 13 se dice que su contenido fue "recogido para análisis de las explosiones" y sin embargo no se menciona su utilización en ninguna pericial? ¿Por qué no se dice lo mismo en las de metralla? ¿Por qué hay diferencias entre el empaquetado de las muestras de metralla y las otras? ¿Por qué los clavos y tornillos no se utilizaron en ninguna de las seis periciales sobre metralla anteriores a diciembre de 2005? ¿Cuándo se incorporaron los clavos y tornillos al laboratorio Tedax? ¿Por qué no aparecieron hasta la pericial de diciembre de 2005? ¿Existían antes?

    Dado el mar de dudas que hemos puesto de manifiesto sobre la naturaleza de las muestras de metralla, cabe intentar aclararlas recurriendo a las fotografías tomadas en las diversas periciales. Lamentablemente, no se conoce ninguna tomada antes del informe de 7 de diciembre de 2005, en el que por primera vez se analizan y fotografían todas las muestras (31).

    Las sorpresas que deparan las fotografías

    Las muestras se enviaron al juzgado y de ahí al laboratorio de la Policía Científica, lugar en el que volvieron a ser fotografiadas para el informe de la pericial de explosivos (32). Tenemos pues dos series de fotos de esas muestras, la primera tomada en el laboratorio Tedax, la segunda en el de la Policía Científica. Y si comparamos ambas series de fotos, obtenemos unos resultados verdaderamente sorprendentes, y es que las mismas muestras varían de una pericial a otra.

    Valga como ejemplo el caso de la muestra M-6-9, única procedente de Santa Eugenia, la cual se define así en diciembre de 2005 (33): "Restos del cuerpo de dos clavos, sin cabezas. Restos del cuerpo de cuatro clavos, sin cabezas. Restos del cuerpo de cuatro clavos, sin cabezas. Un clavo deformado". Y en la pericial de explosivos de 2007 (34): "Tornillos y clavos doblados".

    Imágenes de las muestras M-6-9. Izquierda, en 2005; derecha, en 2007



    Las diferencias que se ponen de manifiesto entre las respectivas fotos son realmente asombrosas. No es que aparezcan en 2007 numerosos elementos ignorados en 2005, es que hay otro numeroso grupo de ellos que, al parecer, fueron estudiados en 2005 y que en 2007 habían desaparecido, y son grupos que teóricamente son el mismo fotografiado en dos ocasiones distintas. Y esta sorprendente variación de muestras se da, con mayor o menos claridad, en casi todos los demás casos. ¿Qué tipo de cadena de custodia tuvieron esas muestras?

    En los cuerpos de las víctimas no había metralla

    Hasta aquí hemos visto la gran cantidad de irregularidades, de actuaciones inexplicables, de dudas que surgen sobre la autenticidad de la metralla analizada en las distintas periciales realizadas antes y durante el juicio del 11-M. Pero hay algo definitivo en el asunto, se trata de la inexistencia de metralla en los cuerpos de las víctimas.

    Eso es lo que afirmó en el juzgado la doctora Carmen Baladía, que el 11-M, como directora que era del Instituto Anatómico Forense, coordinó y supervisó las labores de identificación y las autopsias de las víctimas. Si hubo metralla en las bombas, ésta tuvo que dejar su huella en los cuerpos de las víctimas.

    Y en ese sentido, la doctora Baladía fue muy clara cuando al preguntársele directamente sobre el asunto respondió bajo juramento (35): "Nada, nada en absoluto. No había metralla entre nuestros 191 muertos. En los informes en los que se hicieron radiografías, no se aprecia eso que se ha venido a llamar la tornillería, ni tuercas, ni clavos, ni tornillos. En ninguno de los cuerpos se encontraron restos de metralla. En ninguno de los cuerpos había "ni tuercas, ni clavos, ni tornillos”.

    Dudas sobre la autenticidad de la mochila

    Las afirmaciones de la doctora Baladía constituyen la clave de todas las dudas relativas al anormal tratamiento de las muestras atribuidas a los trenes e incluso al tratamiento dado a los propios trenes tras el atentado. La ausencia de metralla en los cuerpos de las víctimas obliga a plantearse varias preguntas capitales: ¿La existencia de gran cantidad de metralla en la mochila de Vallecas no descarta por sí sola la autenticidad de esa mochila? ¿Por qué en diciembre de 2005, cuando por primera vez el juez pidió comparar el contenido de la mochila de Vallecas con los restos de los focos de los trenes, apareció súbitamente un numeroso grupo de clavos y tornillos atribuido a los trenes pero inexistente para 4 periciales anteriores? ¿Dónde estuvo hasta entonces esa metralla? ¿Fue realmente recogida en los trenes? ¿Por qué se destruyeron los trenes antes de que nadie hiciera una investigación sobre la posible existencia de efectos de explosiones con metralla?

    Éstas y otras muchas preguntas que surgen de todo lo antes expuesto habrían podido sin duda ser aclaradas en la instrucción y en el subsiguiente juicio oral de la querella presentada por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra el comisario Sánchez Manzano y su perito químico. En la parte de instrucción que pudo llevarse a cabo por la juez Coro Cillán ya se efectuaron muy importantes declaraciones, como las ya mencionadas de la doctora Baladía y otras referentes al tratamiento y destrucción de los trenes. Pero el 6 de febrero de 2012, Coro Cillán tomó declaración al presidente de Renfe el 11-M, Miguel Corsini; el día siguiente la misma juez admitió a trámite una ampliación de la querella contra los directivos de Renfe y -eso ya era demasiado- tres días después, el 10 de febrero de 2012, la Audiencia Provincial archivaba la causa.

    Se había llegado demasiado lejos. Se acabaron las declaraciones de testigos incómodos, y se anularon las ya prestadas ante la juez Cillán por testigos que no aparecieron en el sumario ni en el juicio del 11-M. Esos testimonios no se han producido, que a nadie se le ocurra invocarlos. Y la juez Coro Cillán fue apartada de la judicatura de forma expeditiva.
    Última edición por quimper; 13/07/2017 a las 06:11

  2. #2
    El autor ha complementado su trabajo sobre los incomprensibles hechos que rodearon las intervenciones policiales sobre la metralla del 11-M, con unas consideraciones sobre lo acontecido en el atentado de San Petersburgo: en el mismo tren explotado ya se encontraron inmediatamente las pruebas de que el artefacto contenía metralla:

    http://www.elespanol.com/opinion/tribunas/20170404/206099391_12.html



    La tribuna

    La metralla en los atentados de San Petersburgo y Madrid

    El autor compara la rapidez y fiabilidad con que se ha constatado la existencia de metralla en el metro ruso y las dudas y contradicciones al respecto en el 11- M.

    Carlos Sánchez de Roda
    5 abril, 2017 01:15



    Al poco tiempo de ocurrir el atentado del metro de San Petersburgo, la policía informa de que el artefacto explotado contenía metralla. Así se deduce de los datos obtenidos en el propio tren. A parecer el asunto no ofrece ninguna duda, e incluso se tiene la certeza de que lo ocurrido es un atentado gracias a esa presencia de metralla.

    La versión oficial del 11-M también afirma la presencia de metralla en las explosiones, pero vamos a ver las evidentes diferencias entre ambos casos.

    La metralla en la mochila de Vallecas

    La existencia de metralla en el 11-M está fundamentada en una mochila aparecida en la comisaría de Vallecas y que nadie vio en los trenes. La primera referencia a la existencia de esa metralla la dio el comisario Sánchez Manzano en su informe personal del 12 de marzo de 2004 sobre la desactivación del artefacto de Vallecas (1), en el que incluye una fotografía de la metralla y cita expresamente la presencia de clavos, con la función de ser dispersados como metralla.

    Se atribuyó a esa mochila su presencia en el tren de El Pozo, y sus características se tomaron como atribuibles a todos los artefactos explotados, sin que nadie hubiese visto en ellos esa metralla.
    Informe personal de Sánchez Manzano sobre la mochila de Vallecas.



    En anteriores artículos he puesto de manifiesto las enormes dudas que rodean todo lo relacionado con las muestras de metralla del 11-M. Pero, tras lo ocurrido en San Petersburgo, cabe pensar que también en Madrid pudo haberse detectado la presencia de metralla a través de las huellas dejadas en los propios trenes. Vamos a comprobarlo.

    No existen datos periciales

    Al igual que ha ocurrido en San Petersburgo, de haber existido metralla en las bombas de Madrid, un elemento tan fundamental para la investigación habría sido inmediatamente detectado por los especialistas policiales. Pues bien, en ninguna de las inspecciones oculares de los trenes realizadas por agentes de la Policía Científica el mismo 11 de marzo se da cuenta de la existencia de esa metralla (2). Tan sólo se habla de explosiones. La única referencia a la naturaleza del artefacto incluida en esas actas se encuentra en la de Santa Eugenia, en la que se afirma que “hizo explosión una mochila” y por dos veces más se habla de la “mochila", aunque sin explicar por qué se llega a esa identificación del artefacto, y se da su ubicación en alto, sin tener en cuenta que en el suelo se había abierto un cráter.

    Del acta de Inspección técnica policial de Santa Eugenia.



    No se conoce documento policial posterior alguno en el que se dé cuenta de la existencia de metralla o de huellas de metralla en los trenes. Se asumió policial y judicialmente que, como en la mochila de Vallecas había metralla, todas las bombas de los trenes también la contendrían, pero no hay noticia de que nadie ordenase comprobarlo en los trenes ni de que nadie hiciese esa comprobación.

    El rápido desguace de los trenes

    Por otra parte, no hubo demasiado tiempo para hacer esas investigaciones pues, como es sabido, los trenes fueron rápidamente desguazados y convertidos en chatarra. Lo cual no impidió al Tribunal Supremo afirmar que "la conservación y destino de los vagones en cuestión -una vez hechos en ellos todas las pericias que se estimaron necesarias- corresponde a su legítimo propietario (RENFE), que además cuenta con lugares apropiados para ello".

    Así que según el Supremo se habían hecho en los trenes todas las pericias que se estimaron necesarias, pero al parecer no se estimó necesario hacer una pericia en relación con la presencia o ausencia de huellas de metralla. No existe tal pericia, o al menos no se conoce. Si se hizo, quedó oculta.

    Nueve años para buscar huellas

    Pero hay un caso en el que los peritos habrían tenido mucho más tiempo para buscar huellas. El tren de Santa Eugenia, único no desguazado, permaneció apartado durante seis meses, hasta el 11 de septiembre de 2004, en la estación de Vicálvaro.

    Durante la reparación a la que fue después sometido recibió la visita, por dos veces, de policías y guardias civiles (4), aunque no consta por qué estuvieron allí esos agentes, qué investigaron y si encontraron huellas de metralla. Casualmente, por esas mismas fechas policías y guardias civiles estaban realizando un informe pericial conjunto sobre las explosiones de los trenes, el único tren que todavía podían visitar era el de Santa Eugenia, y seguramente lo hicieron, pero en su informe no dicen nada al respecto, era el único que podían investigar directamente y ni siquiera mencionan esa circunstancia.

    El informe se emitió con fecha 24 de junio de 2005 (5). En todo caso los restos del foco de ese tren se conservaron durante nueve años y, según afirmó la fiscalía, se adoptaron con esos restos, medidas para su conservación, ante la eventualidad de posibles análisis posteriores. Todo ello se llevó a cabo con pleno conocimiento de los órganos judiciales de la instrucción de la causa y del enjuiciamiento, que fueron informados en su momento. Es decir, se conservaron durante nueve años para posibles análisis posteriores, pero no hay noticias de que se hiciera ninguno de esos análisis, incluido el de búsqueda de huellas de metralla.

    Nota de prensa de la Fiscalía de Madrid de 6 de junio de 2012.



    Así que no hay dato alguno de que, tras la aparición de la metralla en la mochila de Vallecas, nadie investigase su posible presencia en los trenes.

    No había metralla en las víctimas

    Hasta aquí hemos visto la gran cantidad de irregularidades, de actuaciones inexplicables, de dudas que surgen sobre la autenticidad de la metralla analizada en las distintas periciales realizadas antes y durante el juicio del 11-M. Pero hay algo definitivo en el asunto, se trata de la inexistencia de metralla en los cuerpos de las víctimas.

    En ese sentido, es fundamental lo que afirmó en el juzgado la doctora Carmen Baladía, que el 11-M, como directora del Instituto Anatómico Forense, coordinó y supervisó las labores de identificación y las autopsias de las víctimas. Si hubo metralla en las bombas, ésta tuvo que dejar su huella en los cuerpos de las víctimas. Y la doctora Baladía fue muy clara al respecto cuando al preguntársele directamente sobre el asunto respondió bajo juramento: "Nada, nada en absoluto. No había metralla entre nuestros 191 muertos. En los informes en los que se hicieron radiografías, no se aprecia eso que se ha venido a llamar la tornillería, ni tuercas, ni clavos, ni tornillos". En ninguno de los cuerpos se encontraron restos de metralla. En ninguno de los cuerpos había "ni tuercas, ni clavos, ni tornillos”.

    En el atentado de San Petersburgo, tras una sola explosión, se detectan inmediatamente huellas de metralla en el propio tren explotado. No hay ninguna duda al respecto.

    El 11- M, con diez explosiones terroristas, no se detectan huellas de metralla en los trenes, los cuales se destruyesen a toda prisa y sin investigarlo. Los restos del único no desguazado se conservan durante nueve años, pero tampoco hay noticias de que los policías y guardias civiles que lo visitaron investigasen ese asunto. Sin embargo, a pesar de esas enormes lagunas, se dio como segura la existencia de metralla en los artefactos de los trenes, y ello con el único fundamento de que la tenía una mochila que nadie vio en los trenes A lo que hay que añadir que tampoco la había en las dos explosiones controladas efectuadas por los Tedax, y que tampoco la había en los cuerpos de las víctimas.

    1. De 12 de marzo de 2004. Folios 431 a 433.
    2. Folios 11.132 a 11.181 del sumario.
    3. Decisión judicial de 1 de diciembre de 2006 sobre la querella presentada por el sindicato Manos Limpias contra el Magistrado titular del Juzgado Central de Instrucción número 6, y contra la Fiscal de la Audiencia Nacional, Razonamiento jurídico CUARTO.
    4. Así lo declaró el director General de Remimfer, Carlos Simón Fernández, en su declaración prestada ante la juez Coro Cillán el 20 de enero de 2012, dentro de la instrucción de la querella presentada por la Asociación Ayuda a las Víctimas del 11-M contra el ex responsable de los Tedax, Sánchez Manzano.
    5. Folios 53.801 a 54.019 del sumario.
    6. Declaración de Carmen Baladía, el 28 de octubre de 2011, en la instrucción de la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra Sánchez Manzano, ante la juez instructora del caso. Según información del 23 de enero de 2008 aparecida en 'Libertad Digital' y 'El Mundo'.
    *** Carlos Sánchez de Roda es ingeniero y autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), donde expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.
    Última edición por quimper; 12/07/2017 a las 11:06

  3. #3
    El autor vuelve a insistir en las evidentes diferencias entre la investigación del 11-M y la de otros atentados, centrándose de nuevo en la metralla, esta vez en la del atentado de Dortmund

    http://www.elespanol.com/opinion/tri...349065_12.html

    Así quedó el autobús del Dortmund después del ataque. Reuters.


    La tribuna

    La metralla en los atentados de Dortmund y Madrid

    El autor compara la rapidez con que se constató la presencia de metralla en las bombas de San Petersburgo y Dortmund, y las dudas respecto a los atentados del 11-M.

    Carlos Sánchez de Roda
    18 abril, 2017 02:39



    En anterior artículo puse de manifiesto el contraste entre la rápida aparición de metralla en el atentado perpetrado con una sola bomba en el metro de San Petersburgo, y la ausencia de pruebas de la existencia de la misma en las once explosiones producidas en el interior de cuatro trenes en el atentado del 11-M en Madrid.

    Se ha producido después, el pasado 11 de abril, un nuevo atentado contra un vehículo de viajeros, esta vez contra un autobús de Dortmund que transportaba al equipo de fútbol local, el Borussia. En este caso, tres bombas explotaron fuera del autobús. Pues bien, los investigadores policiales determinaron rápidamente que los artefactos contenían metralla, pues ésta fue encontrada tanto en el cuerpo del único herido por las explosiones, el jugador español Marc Bartra, como en el equipamiento del propio autobús atacado.

    La presencia de metralla en el cuerpo de Bartra fue dada a conocer por muchos medios de comunicación, entre ellos EL ESPAÑOL, que decía en su edición de aquel día: "El único jugador herido fue el español Marc Bartra, operado en la noche del martes en un hospital de Dortmund al presentar fractura del radio a la altura de la muñeca derecha y esquirlas en la mano, según las informaciones facilitadas por el club".

    En cuanto a la presencia de metralla en el autobús, diversos medios informaron de la presencia de esquirlas de metal en el respaldo de la cabeza de un asiento (1).

    Contrastes con la investigación del 11-M

    Así que de nuevo nos encontramos con una rápida y positiva investigación policial de la metralla utilizada en un atentado terrorista, investigación que creo pertinente comparar con la del 11-M en la que, 13 años después, seguimos sin saber cómo es posible que la sentencia considere que se utilizaron artefactos provistos de metralla cuando ésta no apareció en las víctimas y no consta en el sumario que nadie investigase su presencia directa en los trenes.

    No me voy a extender sobre la ausencia de clavos y tornillos en las víctimas, pues ya me he referido en artículos anteriores a las declaraciones judiciales que, confirmando esa ausencia, realizó la doctora Baladía, directora y coordinadora de las autopsias de las víctimas. En cuanto a la ausencia de metralla en los trenes, si bien es verdad que año y medio después del atentado surgieron de pronto unos pocos clavos y tornillos supuestamente recogidos en los trenes, aunque inexistentes para cuatro periciales anteriores dedicadas precisamente al estudio de la metralla, creo que en estos artículos he dejado claro que esas muestras, aparte de su escasez, sufrieron tales irregularidades en su manipulación y tratamiento, con ausencia de cadena de custodia, que es lícito dudar de su autenticidad.

    La investigación de los trenes

    No obstante, bien pudiera ser que, al igual que en el autobús de Dortmund apareció metralla en al menos un asiento tras explotar unos artefactos en el exterior, en los trenes del 11-M, con 11 explosiones producidas en el interior de esos trenes, podría haber aparecido metralla en algunos asientos o en otros elementos constitutivos de los vehículos.

    En ese sentido, en las únicas inspecciones realizadas antes de destruir los trenes e incorporadas al sumario, es decir, en las inspecciones oculares técnico policiales de los cuatro trenes realizadas por agentes de la Policía Científica el mismo 11 de marzo, nada se dice de la presencia de rastros de metralla en el interior de los trenes. Y no consta en el sumario que se hiciera ninguna otra inspección de los trenes antes de destruirlos, a pesar de que los Tedax de Madrid propusieron trasladarlos a un apeadero del distrito de Vicálvaro donde realizarían, durante semanas, una inspección exhaustiva de los convoyes explotados (2). Pero, para su sorpresa, su petición no fue atendida y los trenes empezaron a ser retirados para su desguace en la misma noche del día 11.

    Informe conjunto sobre las explosiones

    Hubo que esperar un año para que el juez Del Olmo ordenase la realización de una pericial sobre las explosiones en los trenes del 11-M (3). Encomendó su realización a cuatro especialistas Tedax, dos de la Guardia Civil y otros dos del Cuerpo Nacional de Policía. Pero claro, el propio juez sabía que estaba encargando hacer la pericial demasiado tarde, pues los trenes ya no existían desde hacía un año (4), por lo que pidió a los peritos que se basaran en periciales anteriores y en la documentación gráfica disponible.

    ¿Por qué permitió Del Olmo que se destruyeran los trenes antes de realizar esa importantísima pericial? ¿Por qué tardó tanto en ordenar su realización? El resultado de tanto despropósito fue que tan sólo se hicieron directamente sobre los trenes las ya citadas inspecciones oculares técnico policiales, las cuales, como hemos visto, no aportan nada sobre el asunto de la metralla.

    Orden del juez Del Olmo de realizar un informe de las explosiones por parte de expertos de La Guardia Civil y de la Policía.



    En cuanto al asunto que ahora nos ocupa, esto es, la posible existencia de rastros de metralla en elementos tales como los asientos, como ha ocurrido en el autobús de Dortmund, es esclarecedor lo que escriben los propios peritos del citado informe conjunto Policía-Guardia Civil cuando califican de determinante en la investigación de las explosiones el estudio de "asientos, revestimientos interiores, ventanas".

    Página 7 del Informe Pericial Conjunto Policía-Guardia Civil.



    Pero, desgraciadamente, casi todos esos elementos cuyo estudio era tan determinante fueron destruidos y desaparecieron por toneladas en los días inmediatamente posteriores al 11-M. Los peritos tuvieron que sustituir ese determinante material por fotografías tomadas, entre otros, por ferroviarios, municipales y bomberos, y no reflejaron en el acta de la pericial que en esas fotografías se apreciase ninguna traza de la presencia de metralla.

    El tren de Téllez, desprovisto de su mobiliario cercano a los focos, el día 12. Imagen capturada de video emitido por varias televisiones.



    Es decir, en el 11-M, con 11 explosiones producidas en el interior de 4 trenes, no existe ninguna referencia sumarial a la existencia de trazas de metralla en los elementos interiores de los propios trenes.

    Pero entre esas 11 explosiones hubo una muy especial que se produjo en el transcurso de la desactivación de una mochila bomba encontrada sin explotar en el interior del tren de Atocha. Esa mochila estuvo en manos de los especialistas. Ellos la estudiaron, ellos eran expertos en el asunto y ellos la desactivaron y controlaron su explosión, por lo que es seguro que se cuidaron mucho de recuperar la mayor cantidad posible de sus componentes para analizarlos a fondo después de la desactivación. Por lo tanto, los expertos Tedax pudieron investigar, como era su obligación, la posible presencia de metralla entre sus componentes.

    Acta de entrega a los peritos encargados de realizar el informe conjunto Policía - Guardia Civil de fotos tomadas por municipales, ferroviarios y bomberos.



    Para tratar de aclararlo, vamos a acudir a las propias declaraciones judiciales de esos peritos Tedax incluidas en el auto de procesamiento.
    Declaraciones judiciales de los peritos que intervinieron en la desactivación de la mochila bomba encontrada en el tren de Atocha, folios 50 y 52 del auto de procesamiento.


    Declaraciones judiciales de los peritos que intervinieron en la desactivación de la mochila bomba encontrada en el tren de Atocha, folios 50 y 52 del auto de procesamiento.



    Los artefactos no contenían metralla

    Por lo tanto, podemos afirmar que en el atentado del 11-M no hay indicio alguno de la presencia de metralla en los artefactos que explotaron en los trenes, como sí la había, al parecer, en la mochila encontrada en la comisaría de Vallecas, pero que nadie vio en ningún tren. Y en esa mochila, de procedencia tan dudosa y cuyos efectos, de haber explotado en un tren, habrían sido tan distintos de los realmente producidos, se basa toda la sentencia del 11-M.

    Con todos estos antecedentes ¿se puede afirmar tranquilamente, como hace la sentencia, que las bombas de los trenes eran como la de Vallecas y basar en ello toda la sentencia y las correspondientes condenas?

    ¿Se puede dar así por cerrado el asunto y no investigar más?

    *** Carlos Sánchez de Roda es ingeniero y autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), donde expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.

    1. Entre otros, el diario ABC del 13 de abril.
    2. Así lo declaró ante la juez Coro Cillán el entonces inspector jefe de los Tedax de Madrid, Cáceres Vadillo, el 23 de noviembre de 2011, en la instrucción de la querella presentada contra el entonces jefe de los TEDAX, Sánchez Manzano, por la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M.
    3. Providencia del Juez de 16 de marzo de 2005, folio 39.286 del sumario.
    4. Sí existía todavía el tren de Santa Eugenia, que estaba siendo reparado en esas fechas, y que fue entonces visitado precisamente por policías y guardias civiles, pero en la pericial nada se dice de tal circunstancia, y ese tren es tratado como destruido, igual que los otros.
    Última edición por quimper; 12/07/2017 a las 11:03

  4. #4
    Ahora, el autor aborda el asunto de la fallida reconstrucción del atentado, que habría aclarado, posiblemente, el misterio de la metralla.

    En este asunto, hubo una intervención de la Guardia Civil a través de dos peritos que se unieron a la opinión del Comisario Sánchez Manzano: la reconstrucción del atentado no aclararía nada.

    http://www.elespanol.com/opinion/tribunas/20170519/217348265_12.html

    La reconstrucción del 11-M que nadie quiere hacer

    La tribuna

    La reconstrucción del 11-M que nadie quiere hacer

    El autor aboga por reconstruir lo sucedido el 11-M, como se hace siempre en este tipo de catástrofes, y denuncia la mala investigación del caso: lo raro es que no se haya hecho ya.

    Carlos Sánchez de Roda 20 mayo, 2017 02:39



    El pasado 9 de septiembre, un tren entró a excesiva velocidad en los cambios de vía de la estación de Porriño (Pontevedra), descarrilando y golpeando los muros de un paso superior y los postes de electrificación, a consecuencia de lo cual hubo cuatro víctimas mortales y medio centenar de heridos.
    Seis meses después, el pasado 9 de marzo, cumpliendo las órdenes del juez instructor del caso, se llevó a cabo una reconstrucción de los hechos dirigida por peritos judiciales y técnicos de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios. Se reconstruyó lo ocurrido reproduciendo las mismas condiciones que el día del accidente, se repitió paso a paso el recorrido del tren accidentado, se siguió el mismo horario que el día del accidente y la misma secuencia de señales.

    A continuación, los peritos se desplazaron a unas instalaciones de Adif en Redondela, lugar al que había sido trasladado el tren accidentado y en el que se encuentra desde entonces depositado y custodiado. Allí los técnicos realizaron nuevas comprobaciones. Todo ello es completamente normal. A nadie puede extrañarle este modo de proceder, que se repite siempre en casos similares. Se reconstruye lo ocurrido y se investiga el lugar de los hechos.
    Los peritos de Porriño sí pudieron acudir, seis meses después del accidente, a inspeccionar el tren siniestrado
    Sin embargo, algo tan básico, algo tan lógico como es una reconstrucción de lo ocurrido, no se realizó tras el terrible atentado del 11-M, en el que hubo nada menos que 192 víctimas mortales y miles de heridos. Y no se aplicó ese procedimiento tan normal a pesar de las enormes dudas que ensombrecen todo lo relacionado con la naturaleza de las bombas que estallaron en los trenes y con el explosivo empleado.

    Y hay además otro asunto de gran importancia, y es que los peritos de Porriño pudieron acudir, seis meses después del accidente, a inspeccionar el tren en el lugar en el que se conservaba debidamente custodiado. En el 11-M, a pesar de haber pedido expresamente que se conservaran los trenes (1), los peritos se quedaron muy pronto sin ellos, pues todos menos uno desaparecieron en pocos días. Se salvó el que explotó en Santa Eugenia, cuyo misterioso e insólito tratamiento expuse en un artículo anterior.

    El 11-M se cerró judicialmente equiparando las bombas explotadas con las de una mochila aparecida en la comisaría de Vallecas que nadie vio en los trenes, mochila que contenía una metralla que los forenses no encontraron en los cuerpos de las víctimas y de cuyas huellas en los vagones no hay noticia que se haya investigado. Por otra parte, los análisis químicos de las trazas de explosivo realizados en el laboratorio Tedax se cerraron con algo tan poco concreto como “componentes de dinamita”, sin que se acudiera al mejor dotado laboratorio de la Policía Científica para tratar de aclarar algo más esa imprecisa conclusión.
    El juez del 11-M no ordenó reconstruir los hechos: se limitó a plantear a los peritos si lo consideraban necesario
    En esa situación es evidente la importancia que habría tenido hacer algo tan normal como es una reconstrucción de las explosiones, utilizando para ello una mochila de las características de la de Vallecas y comprobando los efectos de su explosión en un tren, pero lamentablemente una prueba tan crucial y clarificadora no se llevó a cabo. Aunque, como veremos a continuación, sí hubo un tímido, aunque fallido, intento de realizarla.

    Más de un año después del atentado, el 16 de marzo de 2005, el juez instructor del 11-M ordenó que cuatro peritos especialistas en explosivos de la Policía y de la Guardia Civil, dos de cada cuerpo, realizaran un informe conjunto sobre las explosiones en los trenes. Dentro de las cuestiones planteadas por el juez a los peritos estaba la siguiente (documento 1): “Si consideran necesario, al objeto de contestar con la adecuada precisión a las anteriores cuestiones, reproducir o simular, utilizando vagones de idénticas características a los que sufrieron los atentados, las explosiones que pudieron realizarse”.

    Es decir, en este caso, a diferencia del de Porriño, el juez no ordena reconstruir los hechos, sino que se limita a consultar a los peritos “si consideran necesario reproducir o simular las explosiones”. Al parecer, el propio Del Olmo no lo consideraba muy necesario, pues no se atrevió a ordenar su realización, y trasladó la decisión a los propios peritos.

    Fragmento de la providencia por la que el juez Del Olmo ordenaba realizar un informe conjunto Policía Guardia - Civil



    Los destinatarios de la consulta hecha por el juez están muy claros: los cuatro peritos que han de designar, por parejas, Policía y Guardia Civil. El asunto le llegó al comisario jefe de los Tedax de la Policía, Sánchez Manzano, quien interpretó de una forma muy curiosa y personal la orden del juez, y en vez de designar a los peritos para que redactaran, con los de la Guardia Civil, el informe pedido por Del Olmo, lo que hizo fue elaborar él mismo su propio informe personal, firmado por él y sólo por él, constituido en perito especialista único, y remitírselo al Juez denominándolo equívocamente "informe elaborado por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y NRBQ" (documento 2). Así pues, Sánchez Manzano elabora y envía al juez un informe que no se le había pedido a él, sino a cuatro peritos.

    Oficio de respuesta a la petición por el juez de un informe pericial conjunto. El Subdirector General Operativo dice adjuntar un “informe elaborado" por el Tedax. En realidad, sólo lleva la firma de Sánchez Manzano.



    Y no era la primera vez que Sánchez Manzano actuaba de esta forma, pues ya el 10 de junio de 2004 había redactado su propio informe personal relativo entonces a la mochila de Vallecas. Y hay que recordar aquí lo que escribe en su libro el propio Manzano en relación con su firma de los informes periciales (2): "Mi firma consta en este documento, como en todos los informes periciales, bajo las abreviaturas del visto bueno. Ese visto bueno, que encabeza la firma del jefe de la dependencia, no implica asumir su contenido, lo que resultaría improcedente, salvo que reuniera las condiciones de perito y hubiera participado en la práctica de la pericia".

    Pero en este caso su firma no va precedida de las abreviaturas del visto bueno. Alguna razón muy poderosa debía tener en este caso el Comisario Jefe para incumplir la orden del juez y constituirse él mismo en único autor del informe, sin el visto bueno de nadie.

    Y creo que queda claro que, con el envío del informe, se da por contestada la petición del juez, pero no se dice nada respecto a que se trate de un informe conjunto con la Guardia Civil, como se le pedía expresamente, sino que se trata de un informe de la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y NRBQ. Es como si se tratara de evitar la colaboración con la Guardia Civil, y se intentara contentar al juez con un informe sustitutivo propio que nadie le había pedido.

    En su informe personal, Manzano contesta una por una las cuatro cuestiones planteadas por el juez y, entre ellas, lo relativo a la posible reconstrucción de las explosiones. Y claro, Sánchez Manzano estima que esas reconstrucciones no son necesarias (documento 3), puesto que “no aportarían unos datos objetivos, que permitan contestar con la adecuada precisión a las cuestiones planteadas”, y utiliza como argumento que los efectos de la explosión “dependen de diferentes factores”, como si no pudiesen ser reproducidos factores como los por él invocados: compactación, confinamiento del explosivo, colocación del artefacto e iniciación de la carga, del medio que les rodea, del lugar donde se produce, etcétera. ¿De verdad que esos factores no podían ser reproducidos? Siguiendo tan extraño criterio serían muy pocos los casos reproducibles.

    Fragmento de la respuesta de Sánchez Manzano al requerimiento del juez: La reproducción de lo ocurrido “no aportaría datos objetivos”.



    Lo que sí hizo Sánchez Manzano fue designar a los dos peritos que le pedía el juez, pero no los nombró con la misión que se le solicitaba, que era clara e inequívocamente redactar el informe -misión que ya el propio Manzano había cumplido por su cuenta-, sino que los designó “para ampliar los estudios realizados sobre estos u otros extremos”.

    Pero claro, Del Olmo no se conformó con el informe de Manzano, pues no era eso lo que había pedido, y su respuesta fue convocar a los peritos designados por Manzano y por la Guardia Civil para que fueran ellos, y sólo ellos, quienes redactaran el informe solicitado.

    Tras diversas vicisitudes en la redacción, ocasionadas por haber desaparecido los trenes que había que investigar y por no disponer del suficiente material fotográfico de los mismos -que hubo que suplir con el procedente de Renfe, Bomberos y Ayuntamiento-, los peritos emitieron su informe (documento 4), en el que, como cabía esperar, pues no sería procedente contradecir al comisario, descartan la posibilidad de reproducir las explosiones en los trenes, puesto que “no se pueden reproducir, con exactitud, ni las mismas condiciones que presentaban los artefactos que explosionaron, ni las existentes en el interior de los vagones en el momento de las explosiones. Por lo tanto, como quiera que las reproducciones no serían exactas, tampoco de su resultado se podrían extraer conclusiones válidas que permitan contestar con mayor precisión aún a las preguntas formuladas en la pericia”.

    Fragmento de la página 78 del informe elaborado por los cuatro peritos de Policía y Guardia Civil.



    Y así se dio carpetazo al asunto. Se repiten los argumentos de Sánchez Manzano: las reproducciones no serían exactas. El comisario podía dormir tranquilo, no se revisaría su actuación investigadora del 11-M, como ya advertí en otro artículo.

    En resumen, según la opinión de Sánchez Manzano y de los cuatro peritos que elaboraron el informe conjunto, como no se pueden reproducir las explosiones con exactitud, es mejor no reproducir nada y quedarnos con otras cosas mucho más exactas como el análisis químico que dio como resultado “componentes de dinamita” y “ninguna substancia digna de mención”; exactas como son las muestras de metralla que aparecen, desaparecen y se transforman en los almacenes Tedax; exactas como son las muestras de tierra y de algodones que se recogen, pero que no se sabe si se analizan o no y que, en cualquier caso, desaparecen; exacto como es el cráter fantasma producido en el tren de Santa Eugenia, desconocido para los peritos a pesar de que ése era el único foco de explosión que podían visitar y que seguramente visitaron; exactas como son las toneladas de material de los trenes que desaparecieron por arte de magia; exacta como es la limpieza a fondo a la que se sometió el tren de Atocha en la propia estación antes de sacarlo en la mañana del día 12, y del que desaparecieron toneladas de material con destino desconocido; exacto como es el desguace final de los trenes, realizado ante la policía, sin que al parecer nadie lo ordenara ni lo autorizara; exactos como son los restos del tren de Santa Eugenia, que aún se conservaban en las fechas en las que se redactó el informe conjunto, pero que fueron totalmente ignorados en ese informe; exacta como es la inexistencia de restos de los dispositivos y contenedores de ninguna de las 12 bombas explotadas; exactas como las fotos tomadas por ferroviarios y bomberos; exacto como es, sobre todo, la mochila de Vallecas, supuestamente recogida en El Pozo por concienzudos agentes Tedax que no desconfiaron de sus más de 10 kilos de peso y a cuyo interior ni siquiera echaron un vistazo tras las tres explosiones allí producidas; exacto como es su supuesto y rocambolesco recorrido por todo Madrid; exacto como es su supuesto contenido cargado de metralla que no apareció en los cuerpos de las víctimas y cuyas huellas nadie atestiguó haber visto en los trenes; exacta como es la desaparición de las fotos que se tomaron de su desactivación, y como es el centrarlo todo en esa mochila, que ella sí que es exacta, mucho más exacta que cualquier reproducción de las explosiones. Teniendo esa mochila, tan fiable, ¿para qué investigar más?

    No, no se ha hecho todavía la reconstrucción de lo sucedido el 11-M, pero aún se podría hacer. Bastaría con que se lo propusiera alguna autoridad policial o judicial competente que se enfrentase a las trabas que con toda seguridad le opondrían los principales y más poderosos partidos. Esa reconstrucción aclararía muchas dudas, pero claro, ¿a quién interesa que se aclaren esas dudas? Ahí tenemos a las víctimas, que llevan 13 años reclamando verdad, justicia y dignidad sin que nadie las escuche y atienda.

    (1) Los Tedax de Madrid propusieron trasladar los trenes del 11-M a un apeadero del distrito de Vicálvaro donde tenían previsto buscar durante semanas pruebas y muestras de explosivo con una inspección exhaustiva de los convoyes explosionados. Así lo declaró el 23 de noviembre de 2011 ante la juez Coro Cillán el Inspector Jefe de la Brigada Tedax Provincial de Madrid el 11-M, Cáceres Vadillo.
    (2) Juan Jesús Sánchez Manzano, 'Las bombas del 11-M', 2013. Página 72.
    *** Carlos Sánchez de Roda es ingeniero y autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), donde expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.





    Última edición por quimper; 12/07/2017 a las 11:11

  5. #5
    Enhorabuena Carlos. Es un honor leer en este foro a quien publica artículos en un periódico digital tan importante (guste o no) como el español. Da pena ver que estos post pasen por este foro sin pena ni gloria.

  6. #6
    El atentado de Mánchester y la rápida identificación de la bomba explotada a partir de los restos encontrados in situ, suscita nuevos comentarios

    http://www.elespanol.com/opinion/tri...098090_12.html


    La explosión se ha producido a la salida del estadio y cuando finalizó el concierto "de forma deliberada" Gtres


    La tribuna

    La bomba del atentado de Mánchester y el 11-M

    El autor compara la rapidez con que se constató la presencia de metralla en la bomba del ataque en Mánchester, y las dudas respecto a los atentados del 11-M.

    Carlos Sánchez de Roda 27 mayo, 2017 01:14



    El reciente y terrible atentado terrorista de Mánchester nos da nuevos argumentos para dudar de la versión judicial y oficialmente policial del 11-M.


    EL ESPAÑOL describe los datos conocidos sobre la naturaleza del artefacto que ha explotado en Mánchester. Y hay dos aspectos muy relevantes en esa descripción del artefacto. En primer lugar, se dice:



    En el Arena se han encontrado tuercas y tornillos metálicos que habrían ayudado a ampliar los efectos de la explosión y además se ha hallado metralla que penetró en las puertas de metal y que dejaron daños profundos en las paredes.


    Las investigaciones revelan que se trató de una carga potente, que explotó a alta velocidad y cuya metralla fue colocada de forma cuidadosa y uniforme, según relata el periódico estadounidense”.


    Es decir, de nuevo, y tal y como ocurrió en los atentados de San Petersburgo y Dortmund, ha vuelto a recogerse metralla en el lugar del atentado, lo que ha permitido determinar su presencia como componente de la bomba utilizada. Para no extenderme de forma innecesaria, no voy a repetir ahora lo que ya escribí en relación con esos dos atentados en relación con la metralla.
    Los datos del artefacto de Mánchester confirman que cuando las bombas van cargadas de metralla ésta es detectada
    Baste con recordar que en el 11-M no se recogió prácticamente metralla alguna en el lugar del atentado; que en las actas de las inspecciones oculares realizadas por la Policía Científica, el mismo día 11 de marzo, no hay ninguna referencia a la existencia de metralla en los trenes; que cuando el juez pidió comparar la metralla encontrada por la Guardia Civil en Mina Conchita con las de los trenes, tan sólo se utilizó un clavo recogido en Téllez, al parecer no había más metralla que comparar, y quizás lo más importante, que la doctora Baladía, que dirigió las autopsias de las víctimas, declaró judicialmente y bajo juramento que en los cuerpos de las víctimas no había ni clavos ni tornillos. Y con tales antecedentes, la verdad judicial afirma que las bombas eran iguales a la de la mochila encontrada en la comisaría de Vallecas, mochila que nadie vio en los trenes y que, al parecer, contenía 640 gramos de clavos y tornillos. Esta misma tesis se puede leer en otros artículos publicados en EL ESPAÑOL.


    Así pues, los datos hasta ahora conocidos del artefacto de Mánchester, me reafirman en lo ya escrito en relación con otros atentados: cuando las bombas van cargadas de metralla ésta es inmediatamente detectada. Si en el 11-M no se encontró metralla es porque sus bombas no la contenían, por lo que no se pueden asimilar a la mochila aparecida en la comisaría de Vallecas.


    Pero en el caso de Mánchester hay otro elemento muy importante que hay que tener en cuenta. Según dice la noticia de EL ESPAÑOL:
    "Las autoridades además han encontrado una batería de plomo de 2,1 amperios, una de las más poderosas que se suelen utilizar en este tipo de explosivo caseros. Estas baterías son usadas habitualmente en iluminaciones de emergencias y pueden adquirirse por menos de 18 euros.


    El dispositivo que llevaba el terrorista en la mano izquierda no es un elemento habitual en los suicidas. Los expertos creen que puede ser un interruptor o un temporizador y hasta un receptor que podría haber sido activado de forma remota a través de la señal de radio".
    El propio comisario jefe de los Tedax dice que "en las búsquedas, no se encontró nada perteneciente a los artefactos"
    Se han encontrado, por lo tanto, algunos de los componentes del artefacto, e incluso se incluye alguna fotografía. Y eso ocurre con una sola explosión. Con los restos recogidos, los investigadores ya pueden determinar las principales características de la bomba, y eso ocurre en las primeras pesquisas realizadas tras el atentado.


    Es muy ilustrativo comparar esos hechos de Mánchester con lo ocurrido en la identificación de las bombas del 11-M, cuando tras explotar nada menos que diez bombas no quedó judicialmente identificado ni un solo componente de ninguna de ellas, y eso que todo ocurrió en recintos reducidos y cerrados. Es más, es que ni siquiera tras las dos explosiones controladas por los Tedax para desactivar sendos artefactos encontrados sin explotar consta que se encontrase componente alguno de ellos. ¿No es asombroso? El propio comisario jefe de los Tedax que recogieron las muestras de los trenes dice en el libro que escribió sobre el 11-M (1): "En las búsquedas, no se encontró nada perteneciente a los artefactos".
    Fragmentos de la nota informativa que, sobre la desactivación de la mochila de Vallecas, firmó en solitario el comisario Sánchez Manzano.




    Sin embargo, lo que sí resulta al menos sorprendente es que entre las muestras recogidas el 11-M y que llegaron hasta la pericial de explosivos ordenada por el tribunal juzgador, se encuentren las siguientes, pertenecientes todas ellas al tren que sufrió dos explosiones en la estación de El Pozo:


    M-6-12-A.- Trozos de bolsa de tejido azul con cremallera contenidos en una bolsa etiquetada COCHE 241 /Tren de El Pozo.


    M-6-12-F.- Hebilla y fragmentos de plástico contenidos en una bolsa con la inscripción “EL POZO”, Tomados de la Estación de El Pozo.


    M-6-12-B.- Restos de cilindro metálico y circuito electrónico contenidos en una bolsa etiquetada Tren de El Pozo estacionado en la estación de Vallecas / 12-03- 04,


    M-6-12-C.- Pila de petaca contenida en una bolsa etiquetada “Tren de El Pozo / Vagón se encuentra en El Pozo / 12-03-04”, Fue tomada de la Estación de El Pozo.


    M-6-12-D.- Escamas de color azul, bobina eléctrica y piezas metálicas. Fueron tomadas de la Estación de El Pozo


    M-6-12-E.- Fragmentos de lo que parece un teléfono móvil contenidos en una bolsa etiquetada COCHE 241 / Tren de El Pozo”, Tomados de la Estación de El Pozo.


    M-6-12-G.- Un cargador y una batería de 3,6 V contenidos en una bolsa con la inscripción COCHE 241 / TREN de El Pozo.


    Es fácil suponer que esas muestras tan especiales fueron recogidas con vistas a identificar el tipo de artefacto utilizado, pues podrían ser componentes del mismo. Pues bien, no hay referencia ni constancia judicial de que se haya investigado esa posible relación; si se ha hecho, no ha tenido efecto alguno en la causa.
    ¿Para qué buscar componentes de las bombas si ya se tenía el modelo exacto de todas ellas detallado por el comisario?
    El 16 de marzo de 2004, Sánchez Manzano entregó a la Brigada Provincial de Información unos restos de teléfono móvil recogidos en el coche 6 del tren que sufrió tres explosiones en la estación de Atocha (2). Dos días después, esos restos fueron entregados al juez Del Olmo, quien afirmó en providencia emitida al efecto que habían sido analizados por la Unidad Central de Desactivación de Explosivos y N.B.Q(3), yquedaron en pieza separada de efectos. Así que estos restos tuvieron un trato especial. No fueron tratados como los similares recogidos en El Pozo, no fueron incorporados al resto de las muestras analizadas en el laboratorio químico, no se analizaron en la pericial de explosivos. No hay noticias del análisis al parecer realizado con ellos en la Unidad Central Tedax.


    Pero es que hay más aspectos sorprendentes en este asunto. Recordemos la providencia del juez instructor de 27 de abril de 2004 (4). En ella, mes y medio después del atentado, el juez instructor se decidió a pedir información sobre los restos recogidos y posiblemente relacionados con las bombas, y ordenó el estudio y análisis comparativo de sustancias, efectos, cables, detonadores recogidos en la casa de Chinchón, en la furgoneta Kangoo y en la mochila de Vallecas, y se olvidó precisamente de los elementos más relacionados con las bombas, los recogidos en los trenes, como son las antes mencionadas muestras. Así que no se conoce prueba pericial alguna que estudiase la posible pertenencia a las bombas o a sus contenedores de esos restos de tejidos, circuitos eléctricos, pilas, teléfonos…


    Pero claro, entretanto había aparecido en la comisaría de Vallecas una mochila cuyo contenido detalló el comisario Sánchez Manzano en una nota informativa sobre su desactivación, nota que no firman los artificieros intervinientes en la desactivación, sino el propio comisario, personalmente y en solitario. Esa mochila fue rápidamente equiparada a todas las explotadas en los trenes. No había que investigar más.


    ¿Para qué buscar componentes de las bombas si ya se tenía el modelo exacto de todas ellas detallado por el comisario Sánchez Manzano en persona?


    *** Carlos Sánchez de Roda es ingeniero y autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), donde expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.


    1. Juan Jesús Sánchez Manzano, Las bombas del 11-M, 2013. Página 68.

    2. Folios 1.597 y 1.598.

    3. Esos restos iban acompañados de una tarjeta de teléfono recogida en Santa Eugenia. Folio 2.022.

    4. Es la que dio lugar a las periciales de 10 y 11 de junio de 2004, analizadas en los epígrafes 11.3.2 y 11.3.3.
    Última edición por quimper; 12/07/2017 a las 11:15

  7. #7
    La metralla y algo más en El Español:

    http://www.elespanol.com/opinion/tri...097392_12.html

    Las 22 actuaciones que falsificaron el 11-M


    El autor analiza las incoherencias de la investigación del 11-M y reconstruye las anomalías que permitieron que se eliminasen pruebas cruciales

    El reciente atentado de Mánchester da pie para recordar, una vez más, las grandes dudas que envuelven la investigación del 11-M. Basta para ello con comparar la lógica forma de identificar el artefacto utilizado en Mánchester con la inexplicable investigación realizada el 11-M.

    Extracto del informe personal de Sánchez Manzano sobre la desactivación de la mochila de Vallecas, con descripción de su contenido.

    Pero no era fácil dar el cambiazo y evitar las comparaciones entre lo que quedó en los trenes y el contenido de la mochila. Para que eso fuera posible había que apartar cualquier dato que, procedente de los trenes, fuese contradictorio con un contenido de la mochila perfectamente detallado en solitario por el comisario Sánchez Manzano (1) tras la desactivación efectuada por sus artificieros Tedax: una bolsa de deportes de loneta color azul marino, 10.120 gramos de goma 2 ECO, 640 gramos de tornillos y clavos, un teléfono móvil Trium, una tarjeta Amena-Auna 32 K -número 652 282963-, cables de color rojo y azul, un detonador y un cargador Trium modelo MA0501. Y para eliminar todo lo que se opusiera en los trenes a esos elementos, tenían que ocurrir muchas cosas, tenían que ocurrir por lo menos las siguientes veintidós actuaciones:

    1.- Ante todo, que la mochila estuviese preparada para no estallar dejando, por ejemplo, un cable suelto, y poder así conservar todos sus componentes. Además, si para proceder a su desactivación los artificieros pedían la evacuación de alguna vivienda próxima por el peligro de rotura de cristales, el jefe de la operación, tras efectuar una llamada telefónica, podría afirmar que no era necesaria la evacuación, evitando así dar excesiva repercusión pública al asunto.

    2.- Que no existiesen o no apareciesen las obligatorias actas de recogida de muestras en los trenes, con enumeración de todas ellas y de los respectivos lugares en los que se recogieron.

    3.- Que no existiera o no apareciera el inventario de las muestras analizadas químicamente en el laboratorio Tedax, con descripción y fotografía de todas y cada una de ellas.

    4.- Que desaparecieran las muestras de tierra y de balasto tomadas en los cráteres producidos por las explosiones bajo los trenes, sin que quede constancia de si se analizaron o no, ni del resultado obtenido, en su caso, de esos análisis.


    Fragmento del informe del Comisario del CNP Jorge Zurita, responsable de las primeras intervenciones policiales en Téllez. Se llega incluso a “salvaguardar y proteger la zona” de la que se tomarán las muestras del cráter.

    5.- Que las muestras tomadas en los trenes fuesen lavadas con agua y acetona en el laboratorio Tedax, y que luego esos líquidos desaparecieran sin dejar rastro.

    6.- Que desaparecieran igualmente los algodones que los peritos Tedax impregnaron pasándolos por los focos de las explosiones.

    7.- Que no existiera o no apareciera el acta detallada de los análisis químicos efectuados en el laboratorio Tedax, y que se sustituyera por unos resultados ambiguos y genéricos.


    Resultados completos de los análisis de los explosivos de los trenes dados en el informe de la perito del laboratorio Tedax.

    8.- Que, tras los primeros análisis del laboratorio Tedax, no se enviaran las muestras, con su inventario y cadena de custodia, al mejor dotado laboratorio de la Policía Científica.

    9.- Que tras año y medio de realizar hasta cuatro periciales sobre la metralla de los trenes para las que sólo existía un clavo, cuando el juez pidiese expresamente su comparación pericial con la metralla procedente de la mochila de Vallecas, surgiese de la nada todo un surtido de clavos y tornillos atribuidos a los trenes, inexistentes hasta entonces y, naturalmente, muy coincidentes en sus dimensiones con los de Vallecas.


    Súbita aparición en diciembre de 2005 de 21 tornillos y 32 clavos inexistentes para las cuatro periciales sobre metralla realizadas anteriormente.

    10.- Que no se realizara o no apareciera su acta, y que el juez no ordenara su realización, una pericial que analizase la posible pertenencia a las bombas de elementos tales como los siguientes, recogidos todos ellos en la estación de El Pozo: Trozos de bolsa de tejido azul con cremallera, hebilla y fragmentos de plástico, restos de cilindro metálico y circuito electrónico, pila de petaca bobina eléctrica y piezas metálicas, fragmentos de lo que parece un teléfono móvil, cargador y batería de 3,6 V.

    11.- Que no se analizara ninguna muestra de las ropas de las víctimas, incumpliendo así la Recomendación (99) 3 del Consejo de Ministros de la UE, de 2 de febrero de 1999, para la armonización metodológica de las autopsias médico-legales, adoptada por el gobierno de España, que dice para estos casos que deben conservarse muestras de tejidos, de la ropa, etc., para su análisis químico, con el fin de identificar el tipo de explosivo.

    12.- Que si el tribunal juzgador ordenaba realizar en el laboratorio de la Policía Científica una pericial química sobre las trazas de explosivo presentes en las muestras de los trenes, no existiese o no apareciese el acta de entrega de esas muestras al laboratorio de la Policía Científica, ignorándose quién, cuándo y cómo hizo esa entrega.

    13.- Que las muestras llegaran a ese laboratorio sin cadena de custodia, como lo prueban los escritos de varios de los peritos actuantes y las transformaciones sufridas por varias de ellas entre la última pericial de metralla (2) y la de explosivos.


    Textos incluidos en el acta por varios peritos intervinientes en la pericial de explosivos realizada por orden del Tribunal en mayo de 2007, con referencias a la carencia de cadena de custodia de las muestras.

    14.- Que en la noche siguiente a la aparición de un componente incompatible con la goma 2 ECO en la pericial de explosivos, las cámaras colocadas por el tribunal en el laboratorio dejasen de grabar, bien fuese por un oportuno apagón o bien por un oportuno obstáculo colocado ante ellas, y que a la mañana siguiente se detectaran múltiples e inexplicables “contaminaciones” en las muestras.

    15.- Que si alguna instancia policial, por ejemplo, la brigada provincial Tedax de Madrid, pedía la conservación de los trenes para investigarlos durante el tiempo necesario, no se atendiera esa petición.


    Transformación de la única muestra de metralla analizada procedente del tren de Santa Eugenia. A la izquierda la muestra en la pericial de diciembre de 2005 en el laboratorio Tedax. A la derecha, la misma muestra, tras pasar por el juzgado, tal y como aparece en la pericial de mayo de 2007 en el laboratorio de la Policía Científica. ¿Qué tipo de cadena de custodia hubo?

    16.- Que los trenes fuesen desguazados y desaparecieran rápidamente, antes de que la Policía Científica pudiera investigarlos a fondo.

    17.- Que si un tren se salvaba del desguace y la zona próxima a su foco de explosión se conservaba misteriosamente, esa circunstancia permaneciese oculta para las partes y fuese totalmente ignorada tanto en la instrucción como en el juicio oral, y que si esos restos eran visitados por peritos policiales durante la redacción de un informe pericial sobre las explosiones, ordenado por el juez instructor, esos peritos no dieran cuenta de su existencia ni de su visita en su pericial, e ignorasen en sus conclusiones importantes datos siempre ocultos de esa explosión (3).

    18.- Que a pesar de que la Fiscalía escribiese más tarde (4) que esos restos conservados tan sigilosamente eran objetos de pruebas y que se habían adoptado medidas para la conservación de dichos restos, ante la eventualidad de posibles análisis posteriores. Y que todo ello se llevó a cabo con pleno conocimiento de los órganos judiciales de la instrucción de la causa y del enjuiciamiento, que fueron informados en su momento, y a pesar de tratarse del único foco de los trenes conservado en su integridad, no se conozca ningún análisis posterior realizado con ellos, y que ni siquiera se mencione su existencia en toda la instrucción ni en el juicio.


    Nota de prensa de la Fiscalía de Madrid. Los restos que en ella se citan, tan importantes para la Fiscalía en 2012, jamás fueron ni siquiera mencionados en la instrucción, ni en el juicio ni en la sentencia del 11-M. Pertenecían al tren de Santa Eugenia.

    19.- Que la destrucción de los trenes se llevase a cabo sin ninguna autorización u orden conocida para realizarla, sin que ello promoviese ninguna iniciativa judicial o policial para investigar cómo pudo ocurrir tal ilegalidad.

    20.- Que esa destrucción de los trenes se produjera sin que judicialmente existiera ni siquiera un reportaje fotográfico detallado que permitiese realizar una adecuada pericial sobre lo allí ocurrido, de forma que cuando peritos de la Policía y de la Guardia Civil realizasen una pericial de las explosiones, por orden del juez instructor, hubiera que recurrir a fotografías tomadas por bomberos, ferroviarios y policías municipales.


    El juez Del Olmo entrega a los peritos de Policía y Guardia Civil, encargados de realizar el informe conjunto sobre las explosiones de los trenes, fotos realizadas por Policía Municipal, Renfe y Bomberos, fotos que luego fueron utilizadas en su informe pericial.

    21.- Que cuando el juez plantease la posibilidad de reconstruir las explosiones en los trenes, el comisario Sánchez Manzano se adelantase a la opinión de los expertos rechazando esa posibilidad, pues tal reproducción no aportaría datos objetivos.

    22.- Que los peritos artificieros se adhiriesen fielmente después a la opinión de su jefe y también ellos rechazasen la oportunidad de reproducir las explosiones de los trenes.


    El Ayuntamiento de Madrid trata el robo de los restos del 11-M en el taller de la empresa Tafesa.

    Todo eso tenía que ocurrir y todo eso ocurrió, y obsérvese la estrecha relación de casi todo ello con Sánchez Manzano, comisario jefe de los Tedax. Y la concurrencia de esas veintidós anómalas actuaciones no pudo ser casual, pues el incumplimiento de una sola de ellas podía haber puesto patas arriba toda la verdad oficial del 11-M. Tenía que haber un objetivo, una dirección que promoviera y controlara todo ello, y es fácil suponer qué es lo que se buscaba. Pero la sola existencia de este entramado permite asegurar que las bombas de los trenes nada tenían que ver con la mochila de Vallecas, en caso contrario, en vez de esas inexplicables actuaciones lo que habríamos tenido sería toda una serie de coincidencias entre la mochila y las bombas.


    Uno de los precintos de la Guardia Civil colocados por orden del Fiscal General del Estado en el recinto que guardaba los restos del foco de explosión del tren de Santa Eugenia (foto del autor).

    Gracias a todo ello, el Tribunal pudo dictar una sentencia basada en la autenticidad y en la composición de la mochila de Vallecas, cuya falsedad echaría por tierra toda la argumentación judicial y, con ella, la propia sentencia. Y cuando el 17 de julio de 2008 el Tribunal Supremo dictó la sentencia definitiva, parecía que los protagonistas de la eliminación de las pruebas de los trenes habían logrado definitivamente su objetivo.

    Sin embargo, surgió algo sorprendente, algo imprevisible para los que consideraban cerrado y bien atado el caso. Un año después del carpetazo decretado por el Supremo, en julio de 2009, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, a través de su abogado José María de Pablo, presentó una querella contra el comisario Sánchez Manzano y la perito de su laboratorio químico, por los delitos de omisión del deber de perseguir delitos, encubrimiento por ocultación de pruebas y falso testimonio. Y la querella fue admitida a trámite por e Juzgado de Instrucción número 43 de Madrid, que dirigía Coro Cillán. Se abría así una inesperada esperanza de que por fin la verdad saliera a la luz.

    Y la juez Coro Cillán luchando contra los numerosos obstáculos que se iba encontrando en el camino, eludiendo durante dos años y medio las fuertes presiones que recibía, y rechazando las sucesivas peticiones de sobreseimiento, mantuvo la investigación abierta con el apoyo del fiscal. Durante ese tiempo declararon ante Coro Cillán numerosos e importantes testigos policiales, ferroviarios, y otros que no lo habían hecho en el juicio del 11-M. Muchas de esas declaraciones aportaban importantes nuevos datos a lo ocurrido con los trenes y con la toma de muestras en ellos (5).


    El recinto que guardaba los restos de Santa Eugenia destruido y saqueado el 22 de octubre de 2013 (foto del autor).

    Pero se estaba yendo demasiado lejos. Había que pararlo como fuera. Hubo un primer archivo de la causa decretado el 7 febrero de 2012, en el que se alegaba un absurdo e inexistente caso de “cosa juzgada”, archivo que se produjo precisamente el día siguiente al de la declaración ante Coro Cillán del que era presidente de Renfe el 11-M, Miguel Corsini, y coincidiendo en el tiempo con la aparición de los antes mencionados restos de uno de los focos de explosión de los trenes. Ya en octubre de 2013, esos restos, sigilosamente conservados y precintados por la Guardia Civil por orden de la Fiscalía, vieron violentados sus precintos, destruido el recinto que los guardaba y fueron finalmente robados en presencia y con ayuda policial (6), al tiempo que la juez Coro Cillán, que estaba suspendida cautelarmente, era inhabilitada por prevaricación por un asunto ajeno al 11-M.

    Hubo nuevos intentos de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M de reapertura de la causa, pero todo fue en vano, el 19 de abril 2016, la Audiencia Provincial archivó definitivamente la querella, entretanto, la juez Coro Cillán había sido expulsada de la judicatura y su vida había quedado destrozada.


    El 23 de octubre de 2013, un vehículo policial ante la puerta de entrada del taller en el que se estaba consumando el robo de los últimos restos de un tren del 11-M (foto del autor).

    Y así se perdió, por ahora, la esperanza de ver por fin dirigida la investigación del 11-M a los trenes y a lo ocurrido con ellos y con lo de ellos extraído, y no a una mochila fantasma, que nadie vio en los trenes y que es incompatible con diversas actuaciones sumariales y con varias de las importantes declaraciones prestadas bajo juramento ante la juez Coro Cillán, las cuales han quedado archivadas y escondidas, que nadie se atreva a invocarlas. Para la justicia española esas declaraciones no han existido.

    *** Carlos Sánchez de Roda es ingeniero y autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), donde expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.

    1. El Comisario Sánchez Manzano suscribió en solitario la nota informativa emitida tras la desactivación de la mochila de Vallecas. No se ha dado a conocer el acta que debieron suscribir los artificieros, cuyas identidades ni siquiera aparecen en la nota de Sánchez Manzano.

    2. La última pericial sobre metralla se realizó el 14 de febrero de 2006, y la de explosivos del juicio finalizó el 15 de mayo de 2007.

    3. El tren de Santa Eugenia no fue desguazado, sino reparado, y sus restos conservados sigilosamente durante 9 años.

    4. Nota de prensa de la Fiscalía de Madrid de 6 de junio de 2012, tras la publicación en el periódico Libertad Digital de la existencia de esos restos hasta entonces desconocidos para todo el procedimiento judicial.

    5. Algunas de esas declaraciones se comentan aquí.

    6. La Policía Nacional, junto a personal de Adif, vigiló la entrada al taller en el que se realizaba el expolio. La Policía Municipal colaboró en la salida de camiones del recinto, como lo prueba al Diario de Sesiones del Ayuntamiento.
    Última edición por quimper; 27/06/2017 a las 13:04

  8. #8

    Imagen de los atentados del 11 de marzo. Europa Press

    Notas del artículo inicial de este hilo:

    NOTAS
    1.-Declaración del agente TP54868 en la sesión del juicio oral del 19-03-2007.
    2.-Declaración del testigo protegido TP 17054, Policía Científica, realizada el 03-05-2007.
    3.-El 27 de abril el juez Del Olmo pidió a Tedax y Policía Científica que le remitiesen un informe sobre "todos los vestigios, elementos y sustancias encontrados en varios lugares relacionados con el atentado … y se proceda a establecer una similitud entre las sustancias, efectos, cables, detonadores, ... encontrados". Entre esos lugares se cita la mochila de Vallecas, pero asombrosamente no se cita el lugar principal: los trenes.
    4.-Informe de10 de junio de 2004. Folios 16.943 a 16.947 del sumario.
    5.-La foto va acompañada de otras tres de otros artefactos utilizados por grupos terroristas contra Israel. Esa misma foto fue utilizada en el informe conjunto Policía-Guardia Civil de 24 de junio de 2005.
    6.-Folios 17.027 a 17.062 del sumario.
    7.-Folio 451 de la pieza separada de Leganés.
    8.-Folio 812 de la pieza separada de Leganés.
    9.-Folios 1.081 a 1.118 de la pieza separada de Leganés.
    10.-Las primeras muestras recogidas y analizadas terminaron en la basura del juzgado (folio 44.002 del sumario), por lo que el juez ordenó hacer una segunda recogida de muestras en la mina, las cuales fueron también peritadas.
    11.-Tornillos recogidos en la empresa en la que trabajaban dos supuestos implicados en el 11-M, folios 4.258 a 4.263 del sumario.
    12.-Periciales de 26 de julio de 2004 (folios 22.087 a 22.098), 2 de agosto de 2004 (folios 22.079 a 22.084) y 6 de mayo de 2005 (folios 49.375 a 49.394).
    13.-Folio 18.012 del sumario.
    14.-Folios 53.826 a 53.828.
    15.-Folio 67.257.
    16.-Folios 69.217 a 69.234.
    17.-La expresión “diferentes escenarios de los atentados” es la utilizada en periciales anteriores para referirse, entre otros lugares, a las minas asturianas y, en concreto, a Mina Conchita.
    18.-Folios 73.209 a 73.232
    19.-Cada informe lo realizan 2 peritos. El perito 27.390 es autor de ambos informes contradictorios.
    20.-Los anteriores informes de la metralla de Mina Conchita fueron firmados por peritos distintos de los de febrero de 2006.
    21.-Las primeras muestras recogidas en las minas asturianas terminaron en la basura del juzgado (folio 44.002 del sumario).
    22.-Folio 18 del informe pericial.
    23.-Folio 183 del informe pericial.
    24.-Especial de El Mundo en el 10º aniversario, marzo de 2014. Artículo: “Lo que contaron los Tedax del 11-M”.
    25.-En el juicio y en la instrucción de la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra Sánchez Manzano.
    26.-Pericial metralla. Fecha de la declaración: 28-05-2007. Orden en la sesión: 06.
    27.-Folio 80.186.
    28.-Folios 92.093 y siguientes.
    29.-Sólo consta una copia del acta de entrega del almacén Tedax al Juzgado de 29 de marzo de 2006. No se sabe quién ni cuándo hace la entrega a la Policía Científica.
    30.-Así se dice en el folio 1 del informe de la pericial.
    31.-Folios 69.224 a 69.232 del sumario.
    32.-Folios 39 a 48 del acta de la pericial de explosivos.
    33.-Folio 69.232 del sumario.
    34.-Folio 48 del acta de la pericial de explosivos.
    35.-Declaración de Carmen Baladía, el 28 de octubre de 2011, en la instrucción de la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra Sánchez Manzano, ante la juez instructora del caso. Según información del 23 de enero de 2008 aparecida en Libertad Digital y El Mundo.

    2ª parte del artículo inicial de este hilo


    La metralla fantasma de los atentados del 11-M (II)

    El autor detalla las contradicciones relacionadas con los clavos que, según los Tedax, utilizaron los terroristas de los trenes. En las autopsias no se halló metralla.

    Carlos Sánchez de Roda
    23 marzo, 2017 02:04


    En mi anterior artículo sobre la metralla del 11-M, expuse las inexplicables apariciones, desapariciones y transformaciones que sufrieron las muestras de metralla del 11-M a lo largo de las distintas periciales efectuadas por peritos Tedax. En este nuevo trabajo, voy a tratar de suplir la falta de explicaciones a tanto despropósito por parte de los intervinientes en esas periciales.


    En la mochila de Vallecas se introduce una metralla inexistente en los trenes


    Recordemos: un día después del atentado, el 12 de marzo, el comisario Sánchez Manzano afirma que en la mochila de Vallecas se han encontrado 640 gramos de tornillos y clavos introducidos como metralla (1).

    La directora del Instituto Anatómico Forense declaró que "en ninguno de los cuerpos había tuercas, ni clavos"
    Los fabricantes de esa mochila habían intentado, sin duda, hacerla pasar como uno más de los artefactos colocados en los trenes, por lo que quedarían sorprendidos y arrepentidos de esa colocación cuando supieron que los peritos Tedax [Técnico Especialista en Desactivación de Artefactos Explosivos] sólo disponían de un clavo como metralla procedente de los trenes, lo cual se confirmaría más tarde cuando, efectivamente, se utilizaba un solo clavo en las periciales específicas sobre metralla. Y recordemos también que la doctora Baladía, como directora del Instituto Anatómico Forense, coordinó y supervisó las autopsias de las víctimas, declaró judicialmente que "en ninguno de los cuerpos había ni tuercas, ni clavos, ni tornillos"(2).


    Se manipula la pericia y se esconde la realidad de la metralla

    Se planteaba pues una difícil tarea. No podía haber vuelta atrás. El mismo día 12 Sánchez Manzano había afirmado la existencia de metralla en la mochila. No podía desdecirse. Para hacer creíble la autenticidad de la mochila de Vallecas sería imprescindible forzar la situación, como fuera, para conseguir que la metralla que contenía no pareciese incompatible con la recogida en los trenes.

    La primera ocasión para intervenir se presentaría tras el desescombro de la casa de Leganés, en el que aparece una caja de clavos (3) que la Policía Científica entrega a los Tedax para su estudio. Por tres veces (4) hubo de dirigirse la juez del juzgado nº 3 al comisario jefe de los Tedax, Sánchez Manzano, para que le remitiese un informe sobre “el material explosivo y detonadores” encontrados en el piso de Leganés. Al parecer la redacción del informe resultaba muy laboriosa. Finalmente, el informe sale con fecha 28 de junio (5).


    Manipulación en la definición de la metralla analizada

    Aunque la juez no se había referido a los clavos, sino al "material explosivo y detonadores" recogidos en el piso de Leganés, y aunque esos clavos no eran ni de los trenes ni de Vallecas, los Tedax no dejarían pasar la ocasión de hacer una primera comparación forzada, que nadie les pedía, de la metralla de esos lugares, y compararon los clavos iguales de Leganés con los de los trenes y Vallecas. Para conseguir una equiparación creíble entre conjuntos tan dispares, como eran un solo clavo procedente de los trenes y 640 gramos de clavos y tornillos procedentes de Vallecas, era necesario presentarlos de una forma especial, Para comprobarlo, basta con analizar el documento con el que se presentaron todos ellos en el acta de la pericial (6), y detenerse en la forma de definir los diferentes clavos.
    La única explicación para las contradicciones de la investigación es que no había más metralla que la de Téllez
    Los clavos de los trenes, se presentan así:

    “De los clavos recogidos tras la explosión en el tren de cercanías ubicado en la calle Téllez, no se pueden concretar sus dimensiones ya que los mismos se encuentran deteriorados por efecto de la explosión”.

    ¿Por qué se comparan sólo los de Téllez? Si la mochila procede de El Pozo, ¿por qué no comparar además al menos con los de El Pozo? Y si se buscaban similitudes con la metralla de los trenes en general, ¿por qué no se cita la de todos los trenes?

    La única explicación lógica es que no había más metralla que la de Téllez. Y se dice además que "no se pueden concretar sus dimensiones", cuando al menos el fotografiado habría sido muy fácil medirlo. ¿No será que sólo había uno y que con esa expresión de "no se pueden concretar sus dimensiones" se evita ponerlo de manifiesto?

    Los clavos de la mochila de Vallecas, se presentan así:

    “Los recuperados en la desactivación de la mochila bomba de la estación de El Pozo, tienen unas dimensiones de 60,23 mm de longitud, 2,80 mm de diámetro central y 5,40 mm de diámetro de cabeza”.
    ¿Por qué considerar toda la metralla igual cuando Sánchez Manzano dijo sobre la mochila había una metralla variada?
    Es decir, se empieza por identificarlos como pertenecientes a una bomba de la estación de El Pozo, cuando sabemos que su origen es la comisaría de Vallecas. Y la forma de dar sus medidas -"tienen unas dimensiones"- no tiene más explicación que considerarlos todos iguales.

    Y eso ¿por qué? ¿Por qué considerarlos todos iguales cuando el mismo Sánchez Manzano había elaborado 18 días antes un informe sobre la mochila (7) que incluía una foto de una metralla abundante y variada?

    Pericial de 28 de junio de 2004 sobre los clavos de Leganés:

    Se realiza la correspondiente comparativa entre los clavos recuperados tras la explosión ocurrida en la calle Carmen Martín Gaite de la localidad de Leganés, los obtenidos de la mochila bomba hallada en la estación de Renfe de El Pozo, desactivada con posterioridad, y los recogidos tras la explosión de los artefactos en el tren de cercanías en la calle Téllez de Madrid.

    Los clavos recuperados en la calle Carmen Martín Gaite de Leganés tienen unas dimensiones de 69,3 mm de longitud, 3,08 mm de diámetro central y 6,32 mm de diámetro de cabeza.

    Los recuperados en la desactivación de la mochila bomba de la estación de El Pozo, tienen unas dimensiones de 60,23 mm de longitud, 2,80 mm de diámetro central y 5,40 mm de diámetro de cabeza.

    De los clavos recogidos tras la explosión en el tren de cercanías ubicado en la calle Téllez, no se pueden concretar sus dimensiones ya que los mismos se encuentran deteriorados por efectos de la explosión.

    Foto de la metralla de Vallecas incluida en el informe de Sánchez Manzano de 10 de junio de 2004.


    Y claro, cualquiera que lea ese texto sin detenerse a analizarlo saca la impresión de que, efectivamente, la metralla de Vallecas era comparable en cantidad y calidad con la de los trenes, cuando la realidad era muy distinta.


    La manipulación se mantiene en otras tres periciales

    De esta manera se establece un absurdo modo de proceder en la comparación de las metrallas, cuya única motivación parece ser que es el esconder una realidad que no puede salir a la luz. Un modo de proceder que marcó una pauta para las siguientes periciales. Ya no había manera de dar marcha atrás. Como vimos en el anterior artículo, esos dos clavos son los sistemáticamente utilizados en las posteriores periciales sobre metralla, los resultados son siempre negativos y no se busca más, como si no hubiera más.
    Al pedir el juez la comparación, el misterioso clavo de Téllez se convierte de pronto en 21 tornillos y 33 clavos
    Surge la metralla en el momento oportuno

    Hasta llegar a diciembre de 2005, cuando por primera vez el juez pide expresamente la comparación del contenido de la mochila de Vallecas con lo recogido en los focos de los trenes, y el misterioso clavo de Téllez se convierte de pronto en 21 tornillos y 33 clavos aparecidos en casi todos los focos. ¿Dónde estaban esos clavos y tornillos antes de diciembre de 2005? ¿Habían estado realmente en los trenes?
    Metralla súbitamente aparecida en diciembre de 2005 desconocida para las cuatro anteriores periciales sobre metralla, en las que sólo se analizó un clavo recogido en Téllez.


    Todos esos nuevos clavos y tornillos quedaron guardados en bolsas exclusivas para metralla, con indicación casi siempre del foco concreto, cosa que no ocurría con el resto de las muestras de los trenes, mientras que en una bolsa muy especial, la nº 14, quedaron el clavo de Téllez, un clavo y un tornillo de Vallecas y un sorprendente tornillo recogido en la empresa Muñoz Tabiques Interiores S.A.

    NOTAS

    1.
    Folio 850 del sumario.

    2. Declaración de Carmen Baladía, el 28 de octubre de 2011, en la instrucción de la querella de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M contra Sánchez Manzano, ante la juez instructora del caso. Según información del 23 de enero de 2008 aparecida en Libertad Digital y El Mundo.

    3.Muestra n°69.- Caja de cartón con clavos 17/70 de cabeza plana. Entregada a TEDAX” Folio 451 de la pieza separada de Leganés.

    4. La juez y el Secretario Judicial se dirigieron a Sánchez Manzano los días 21 de mayo de 2004 (folio 812 de la pieza de Leganés), 9 de junio (folio 999) y 17 de junio (folios 1029 y 1030).

    5. El capítulo del informe relativo a los clavos se encuentra en el folio 1115 de la pieza separada de Leganés.

    6. Folio 1115 de la pieza separada de Leganés.

    7. Informe personal de Sánchez Manzano sobre la mochila de Vallecas, de 10 de junio de 2004.

    *** Carlos Sánchez de Roda es ingeniero y autor del libro 'Los trenes del 11-M' (Última línea, 2015), donde expone cómo la precipitación en el desguace de los vagones provocó grandes lagunas e incluso errores judiciales que podrían haberse evitado.
    Última edición por quimper; 13/07/2017 a las 06:16

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