Juro que lo desconocía. No tenía ni idea, pero quedé encantado de enterarme.
Se trata de algunas curiosidades sobre las olimpiadas.
Estaba quien suscribe tratando de conciliar el sueño en medio de la chicharrera nocturna de la calorina madrileña. Pasaba el dial del aparato de radio de una frecuencia a otra y solo se escuchaba música de bachata y heroicidades olímpicas. La bachata ya no la soporto a no ser que esté hasta las calandracas de cubata, y las noticias de las olimpiadas ya me aburren. Giré la ruedica y escuché una voz que hablaba pausadamente. Afine el oído y… también hablaba de olimpiadas, pero no de las actuales. Hablaba de los juegos que dieron origen a este inmenso negocio actual.
El señor había escrito un libro y estaba tratando de hacer un poco de propaganda de su obra. Malas horas eran a las tantas de la madrugada para captar hipotéticos lectores , pero poco a poco me enganchó su charla.
Contaba cosas como las siguientes:
Sabían vuestras mercedes que el nombre ese de unas zapatillas deportivas de moda (y que cuestan un cojón de mico) significa en realidad “victoria” en griego clásico. Nosotros decimos “nayk” y encima engordamos por la perfecta pronunciación en el idioma de los queridísimos hijos de la Gran Bretaña; pero no es así. Se escribe Niké, acentuado en la e, y fue lo que dijo aquel miles gloriosus que corrió desde la llanura de Marathón 40 kilómetros de los de antes para anunciar la victoria sobre los señores persas. Luego murió desfallecido y partió a ocupar su puesto entre los dioses del Olimpo.
Otra de las curiosidades que contaba el señor, era el por qué aparecen en los dibujos y grabados los atletas desnudos como su madre les trajo al mundo.
Dice el escritor, que en aquella época, en la olimpiada, solo podían participar los hombres; incluso las señoras y señoritas ni tan siquiera podías asistir. Parece ser que solo estaban autorizadas una sacerdotisa ( por eso de los sacrificios y de que gane el mejor) y unas cuantas vírgenes ( pocas serían, que ya se sabe como funciona el asunto). Pero ocurrió que una señora, madre, esposa, y abuela de campeones, se disfrazó de juez y se coló para ver a los suyos como ganaban a los colegas. Lo malo es que fue descubierta.
En aquella época no sabían nada de violencia machista, ni de género, ni chanchuyadas de esas; así que a la que se la pillaba, se la despeñaba por un barranco y el resto tomaba nota del asunto.
Debido a que esa señora era esposa, madre y abuela de campeones, hicieron un poco la vista gorda y no la ajusticiaron, pero desde entonces obligaban a los participantes a ir en bolas para que no hubiese “topos” femeninos en medio de tanto campeón.
Habló de otras curiosidades. Por ejemplo que en la olimpiada primitiva no había equipos de ningún tipo. Aquello era una competición individual en la que solo había un vencedor y que era premiado con una simple corona de laurel ( igualico que ahora) y, a pesar de que de kronos deriva la actual palabreja de cronometro, allí no había medición de tiempos ni nada que se le pareciese ( entre otras cosas porque el cronometro no estaba inventado).
También contó que olimpiadas, era el tiempo que transcurría entre la celebración de un juego y otro, no los juegos en concreto.
De cómo andas las actuales no os puedo contar. Ya he dicho que estoy saturado de medallas y records; pero lo que contó el escritor sí que lo considero una curiosidad.
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