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Es una versión algo más sofisticada del detector de mentiras. Lo que se registra es una respuesta emocional. Su valor imputativo valdrá tanto como valga el detector de mentiras a la hora de imputar unos hechos delictivos.
Otra cosa es que como no existe el crimen perfecto, sirva como una herramienta más a la hora de atar cabos en las reconstrucciones de hechos y se puedan extraer indicios para búsquedas que den lugar a elementos reales y concretos, que nunca son los emocionales, sino los físicos y materiales.
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Todo lo que sea avanzar bueno es.