Si alguien esperaba que la célebre “caída del muro” fue el final de ciertos grupos que muy generosamente se condesciende a designarlos como ideologias, tiene aquí un ejemplo de cómo la hidra recupera sus cabezas.Si alguien piensa que estas acciones son anecdóticas y no pueden tener fuerza en un futuro sistema de gobierno, que vuelva a leer en la Historia las causas de la última guerra civil española y la segunda guerra mundial.Las manifestaciones de protesta, así como las carreras deportivas o cualquier cosa que corte el tráfico causando cualquier oportunidad de incidentes, accidentes a inocentes y hasta muertes por no poder atender, prohibidas en todo el seno de Madrid, es de entrada la única respuesta para ir empezando a meter en cintura a todos estos indeseables, siendo caritativo en el adjetivo indeseable.