- 
	
	
	
		El Messi del hachís 
		Así, con la naturalidad de un vendedor de pizzas,  solía despachar los pedidos que le llegaban de miles de kilos de hachís  el rey del Estrecho, el marroquí que se presentaba siempre al  teléfono con el apellido del astro argentino del FC Barcelona. Abdellah,  de 31 años, hasta hace bien poco era el narco que servía el chocolate  del moro a media España, el gran intermediario del Campo de Gibraltar.  Era tan conocido y codiciado que hasta los traficantes gallegos le reclamaban a él para que les hiciera portes desde Marruecos.  Sabían que, como en cualquier partido de fútbol, Messi era clave, el  hombre capaz de regatear la vigilancia de Aduanas y de Guardia Civil  hasta meterles un gol en forma de lancha repleta de fardos llegada a la  orilla de una playa andaluza.
  PUBLICIDAD
 
 
 «Un 90 o un 95% de los trabajos que hacía eran un éxito»,  cuentan en El Saladillo, la barriada de Algeciras (Cádiz) por la que  merodeaba y donde tenía un batallón de secuaces dispuestos a trabajar  para él. «Se sentía inmune», dice uno. «Era el puto amo. Además, pagaba  bien», coinciden varios veinteañeros del lugar. Al chavalito que mandaba  al McDonald's a recogerle hamburguesas le soltaba 50 o 60 euros. A los  pilotos de sus lanchas, hasta 50.000. ¡¡Diarios!!
 http://estaticos03.elmundo.es/assets...1887682692.jpg  Abdellah El Haj Sadek Membri, de 31 años, con la camiseta de su equipo, el Barça. Es fan de Lionel Messi.
 
 
 Dinero le sobraba para recompensar bien a los suyos: cobraba 300 euros por kilo transportado: 1.000 kilos, 300.000 euros; 2.000, 600.000 euros... En  alguna de las lanchas que puso en el mar, de 12 metros de eslora y tres  motores de 250 cc, cuentan que llegó a meter tres toneladas de hachís.  Hagan números.
 Pero Messi cayó. Fue hace ocho meses y medio. Ser famoso en  un mundo tan oscuro acabó perjudicándole. Su nombre aparecía con tanta  frecuencia en los pinchazos telefónicos de otros narcos que la Policía Nacional comenzó a seguirle el rastro en verano de 2014. La presa imposible dejó de serlo pese a que cambiaba de número de teléfono cada semana. Alguna vez, incluso cada dos o tres días.
 Miembros del GRECO de la Costa del Sol lo detuvieron en  torno al mediodía del 15 de octubre del año pasado cuando salía de su  guarida, el hotel Guadacorte Park, en la localidad gaditana de Los  Barrios. Iba acompañado por uno de los miembros de su banda, compuesta  por no menos de medio centenar de hombres. Fueron casi dos meses de seguimientos, escuchas...
 En el hotel tenía alquilada una suite durante todo el año  para pasar las noches junto a su chica, Sami, una bella morena española  varios años menor que él. Siempre que estaba por la zona, Messi  pernoctaba allí. De su caso, del que se ha levantado el secreto de  sumario, se encarga una magistrada del Juzgado número 3 de La Línea de  la Concepción.
 Ahora, a la espera de juicio en su celda individual del  módulo 12 de la cárcel de Córdoba, desde su entorno aseguran que sigue  controlando su negocio a través de uno de sus cuatro hermanos, Tarik,  que está en la calle. Éste, junto al resto de miembros del clan y de la  madre de Abdullah -el padre ya murió-, cuidan de sus dos hijos, fruto de  una relación anterior con una mujer que reside en Jerez. Uno de los  niños de Messi sufre una discapacidad. «Los quiere a morir», cuentan.
 Cobraba 300 euros por kilo transportado y llegaba a pagar a los pilotos de las lanchas 50.000 euros diarios.
 
 Abdullah, amante del fútbol tanto como del dinero y de las juergas, pese  a ser un blaugrana acérrimo y un forofo del 10 del Barça llegó a  fotografiarse con Florentino Pérez en las inmediaciones del palco del  Bernabéu. También apareció en las redes sociales una foto suya  que subieron sus hijos con el 4 del Real Madrid y junto al texto «en la  casa con Sergio Ramos». Otro futbolista blanco, Dani Carvajal, le prestó  a uno de sus pequeños la medalla de la Champions de Lisboa y se dejó  retratar con él en el mismísimo césped del estadio Da Luz, donde  merengues y colchoneros disputaron la final de la Champions del año  pasado. «Conseguía lo que quería a través del dinero, que se le salía de  los bolsillos. Tenía contactos hasta en el infierno».
 NO PONGAS MI NOMBRE
 En la semana que se ha confirmado que el futbolista  argentino del FC Barcelona, el verdadero Lionel Messi, definitivamente  irá a juicio por fraude fiscal, Crónica detalla la vida del otro Messi,  Abdellah El Haj Sadek Membri, cuyo relato ha sido posible gracias a una  decena de conversaciones con personas que por una razón u otra han  estado cerca de él y que, por distintos motivos, todas ellas han solicitado a este reportero que no revele sus identidades.
 El Messi del hachís era un camello de camellos, un  suministrador de chocolate con una notable cartera de clientes.  Convirtió en su mejor reclamo la efectividad que demostraba a la hora de  hacer llegar a España el hachís procedente de Marruecos. «Todo el mundo  quería trabajar con él», explican fuentes judiciales. «Apenas fallaba.  Era una garantía». A él acudían tanto sus clientes, por su rapidez y  seguridad en los envíos, como quienes le hacían los viajes en lancha,  primero en dirección a aguas del norte de África, donde cargaban las  gomas, y luego de vuelta a la costa de Andalucía, donde entregaban la  mercancía. Cuentan que rara era la vez que Abdellah fallaba en sus encargos.
 Solía aprovechar los días de Poniente, más lluviosos pero  menos ventosos que los de Levante, para colar hasta dos y tres gomas por  jornada. Cada una iba cargada con una, dos y hasta tres toneladas de su  particular oro amarronado. Todo según el pedido. Cash en su billetera.
 http://estaticos04.elmundo.es/assets...1886481860.jpg  solía visitar el Santiago Bernabéu, donde llegó a retratarse con Florentino Pérez.
 
 
 «Era casi inmediato. Le llamaban para hacerle un  pedido, colgaba el teléfono y volvía a llamar, esta vez a los suyos para  ponerlos en marcha. En nada, como un rayo, era capaz de poner una goma  en el mar con piloto, copiloto, hombre-radar -el que utiliza  los aparatos de ubicación y la telefonía por satélite- y un moro de  confianza que servía de enlace con los suministradores de Marruecos. En  un par de horas o tres su gente iba a por el hachís y lo traía de vuelta  para alijarlo en la playa acordada con el cliente o trasladarlo a una  guardería -nave- hasta su posterior entrega».
 Casi siempre Abdellah ponía a funcionar su orquesta desde el  río Guadarranque, en Los Barrios, donde algunos chalés de la  urbanización Guadacorte disponen de narcoembarcaderos en su parte  trasera para la salida de estas lanchas, como ya contó Crónica en su  edición del 24 de mayo. Messi solía alquilar algunas viviendas de la  zona para sus movidas particulares.
 Trabajar con él era sinónimo de que «no te pillaran»,  cuenta por teléfono este jueves por la mañana uno de los que fuera su  empleado, ahora metido en otros menesteres. «¿Por qué razón?», le  pregunta más tarde el periodista a un marroquí canijo y con los dientes  picados que vive en El Saladillo, un barrio algecireño antaño de clase  obrera y hoy convertido en gueto: paro, delincuencia, tráfico de drogas,  prostitución... «Sólo sé que los portes llegaban a destino. Supongo que tendría untado a quien debía de untar». Y ríe. Ríe mucho. Pero no cuenta más.
 Abdellah Messi es el mayor de cinco hermanos: tres hombres y  dos mujeres. Llegó a Algeciras cuando era un chaval imberbe de 14 años  procedente de Tánger. En la ciudad norteafricana nació el 11 de julio de  1983. Aunque dentro de menos de un mes cumplirá 32 años, poco o nada  podrá celebrar estando recluido en la prisión cordobesa. Allí, en la  única penitenciaría de esta provincia andaluza, y tras un primer paso  por la cárcel de Botafuegos (Algeciras), ha sido catalogado como preso FIE -reo de especial seguimiento y vigilancia-.  Mientras espera fecha de juicio, se le mantiene privado de libertad  acusado de liderar una organización criminal dedicada al tráfico de  drogas.
 Quienes lo conocen desde su llegada a España relatan que  Abdellah, siendo aún adolescente, ya comenzó a trapichear con las  drogas. Poco a poco, con el paso de los años, fue conociendo el mundillo  y haciendo los contactos idóneos en su país, al que iba y venía  continuamente para empaparse bien acerca de cómo funcionaba el  narcotráfico.
 Cuando ya era un veinteañero, dicen, vio su particular nicho  de mercado: afincado en Algeciras, pensó que podría convertirse en el  gran intermediario del Campo de Gibraltar, un inmenso coladero del  hachís, ese derivado de la planta de cannabis que se produce a espuertas  a sólo unas millas al sur del Estrecho. Así, con su dominio del árabe y  del castellano, empezó a servir de enlace entre los distribuidores de  la Península y los suminist radores marroquíes. Y él, mientras, sin  tocar la droga. Sólo ejerciendo de cerebro en la oscuridad.
 http://estaticos01.elmundo.es/assets...2960067305.jpg  Con Sergio Ramos entabló contacto gracias al cantante Canelita, al que ambos admiran. Ramos llegó a posar con sus hijos.
 
 
 Con el dinero que le llovía llevaba una vida de lujo en la  Península, donde solía frecuentar restaurantes caros, botar de vez en  cuando su yate Pasadena para organizar fiestas, ver partidos del Madrid  en el Bernabéu junto a amigos, o lucir por las calles de la Costa del  Sol su Mercedes CLA y su Range Rover, ahora incautados por la Policía  Nacional. Incluso financió su propio equipo de fútbol amateur, El Pollo  DG. En cada partido, Messi siempre ejercía de capitán y, como el  argentino del Barça, llevaba el 10 en el dorso de la camiseta.
 «Derrochaba tanto que el día antes de algún partido  importante llegó a concentrar a su equipo en el hotel donde vivía», dice  un jugador que se enfrentó a ellos en una liguilla de aficionados, la  misma que el DG llegó a ganar en la temporada 2013/2014. El trofeo de  aquel campeonato acompañó a toda la plantilla hasta la marisquería donde  celebraron la victoria entre cigalas, gambones y ríos de alcohol.
 Era tanto el control que Abdellah llegó a ejercer sobre el narcotráfico en la zona que si otra organización quería dar un bocado a tan suculento plato se veía obligada a recurrir a él. «Era el rey», cuentan  fuentes próximas a la investigación. Un rey que se ha quedado sin trono  -al menos, en apariencia-. Con la intención de extender su reinado, el  Messi del hachís hacía uso de la estrategia para colar sus lanchas, cuyo  número nadie es capaz de concretar. «Siempre tenía varias en activo,  tres o cuatro, aunque las iba renovando o cambiando por otras más  potentes», explican.
 TRES VIGILANTES 'EN NÓMINA'
 Abdellah tenía siempre tres puntos (vigilantes) distribuidos estratégicamente en distintos enclaves del Campo de Gibraltar. Uno  de ellos, en lo alto del Peñón, en la misma cima de la colonia  británica donde muchos de ustedes se habrán hecho fotos junto a los  monos de la roca. Otro, en el puerto de Algeciras. Un tercero, en el de  Sotogrande.
 http://estaticos02.elmundo.es/assets...1889546372.jpg  Camiseta dedicada por Sergio ramos a 'Messi'
 
 
 También disponía de este tipo de vigías en balcones,  azoteas... Esa visión panorámica de toda la bahía algecireña le permitía  conocer al milímetro y en todo momento los movimientos de las lanchas  de Aduanas y de la Guardia Civil.
 Los puntos se comunicaban mediante mensajes de teléfono  móvil con las lanchas que se acercaban cargadas de droga al Estrecho. A  los tripulantes les mandaban la ubicación exacta de «la morena», como  llamaban en su particular jerga a la embarcación de Aduanas, y de «la  55», en referencia a la de la Guardia Civil. Cuando veían una playa  descuidada y sin vigilancia, los motores de las gomas de Messi  comenzaban a rugir para enfilar el coladero de la costa. A sus  centinelas, Messi les llegaba a pagar 80.000 euros por trabajar para él  durante los tres meses de verano. A los que iban a bordo de sus lanchas,  entre 30.000 y 50.000 euros por porte. El piloto, normalmente, era el  mejor pagado de todos.
 A Abdullah, antes de entrar en prisión, siempre le  gustaba retratarse con famosos, a quienes ocultaba la procedencia de su  más que evidente riqueza. En Algeciras explican que con Sergio  Ramos llegó a tener cierta cercanía -nunca amistad, aseguran desde el  entorno del jugador- gracias al cantante algecireño Canelita. Él, amigo común de Messi y de Ramos -es uno de los artistas favoritos de ambos- fue quien los unió.
 En un par de ocasiones, futbolista amateur y profesional  llegaron a coincidir, hasta el punto de que el sevillano de Camas se  fotografió con los dos hijos de Abdullah y hasta le regaló una camiseta  firmada en la que se podía leer: «Para mi amigo Abdelah (sic), con mucho  afecto y simpatía. Un abrazo, fenómeno».
 Durante el dispositivo en el que apresaron a Abdellah, el  GRECO de la Costa del Sol logró detener a otros cinco miembros de su  banda, incautar los dos coches de alta gama que poseía, su yate, 6.000  euros en metálico... «Es poco para lo que tiene por ahí oculto o en propiedades a nombre de otros»,  cuenta gente que lo conoce bien. Ahora, para defenderlo, «tiene seis o  siete abogados para él solito », cuenta un amigo al que conoció al poco  de llegar a Algeciras. Una pregunta bulle por las calles tangerinas de  El Saladillo: ¿logrará el narco Messi, como ya hiciera en 2011 -su única  detención anterior- salir de rositas? En aquella ocasión no llegó ni a  pisar prisión. Ahora todo parece indicar que le espera un largo tiempo a  la sombra.
 
 http://www.elmundo.es/cronica/2015/0...e408b4570.html