La fundación de CDC lograba 3.200 euros diarios en donaciones

La Fundación Catdem, instrumento clave para la financiación de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), ha recibido donativos empresariales por valor de 1,2 millones de euros anuales, según los sucesivos informes aprobados por el Tribunal de Cuentas que están analizando los investigadores del llamado caso Teyco. Esta cifra equivale a 3.200 euros diarios y supone la donación empresarial más generosa recibida por una fundación política en España en proporción a su tamaño.
En el periodo que se extiende de 2008 a 2013, último ejercicio fiscalizado por el Tribunal de Cuentas, Catdem ha recibido en total, oficialmente, 7,1 millones como donativos, pese a coincidir con los duros años de crisis. En torno a un 40% de esta cantidad ha terminado después en el partido a través de servicios irreales, según se desprende de los citados informes del órgano fiscalizador.

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La montaña de donaciones empresariales a Catdem se acerca e, incluso supera, en algunos ejercicios las efectuadas a fundaciones del PP (Faes) y del PSOE (Ideas), pese a que la doblan en tamaño.
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El presidente de la Generalitat y de CDC, Artur Mas, justificó ayer en el Parlament catalán tal pasión empresarial por ayudar a su fundación no por comisiones a cambio de adjudicaciones públicas, sino porque las empresas donantes quieren apoyar «el modelo de país» que impulsa Catdem y lo hacen «libremente» y «por razones ideológicas». Esta fundación de CDC proclama como primer objetivo fomentar la creación de «un Estado propio».
Mas confirmó ayer que la constructora catalana Teyco figura entre los donantes de Catdem. Esta empresa está siendo investigada por la Fiscalía Anticorrupción por, entre otros factores, donar 100.000 euros a su fundación en 2009, en fechas en que lograba contratos públicos en ayuntamientos gobernados por CDC. Esa cantidad era entonces el máximo legal posible que podía conceder la constructora de la familia Sumarroca a una fundación política. El tesorero de CDC, Andreu Viloca, es el mismo que dirige las finanzas de Catdem y su despacho ha sido registrado en los últimos días a instancias de la Fiscalía.
Si a las donaciones recibidas por Catdem se suman las que percibió Inehca, la fundación del entonces socio de coalición Unió, ambas serían campeonas no sólo en términos proporcionales, sino incluso absolutos en la recaudación de ayuda empresarial en el Estado español.
¿Por qué las empresas quieren ayudar más a fundaciones ligadas a CiU que a las de partidos implantados en toda España? La generosidad donante coincide con la aprobación, en Las Cortes, de la Ley de Financiación de Partidos Políticos de 2007. En ella, el Gobierno socialista prohibió las donaciones anónimas. También las realizadas, aunque fuera con nombres y apellidos, por empresas que contrataran con el sector público. Quedaba prohibido «recibir directa o indirectamente, donaciones de empresas privadas que, mediante contrato vigente, presten servicios o realicen obras para las administraciones públicas».
CiU resultó especialmente perjudicada porque los partidos que la formaban eran los que más donaciones anónimas recibían hasta entonces en España, por encima -en función de su tamaño- de Partido Popular y del PSOE. Pero el Gobierno de Zapatero ofreció una salida que fue rápidamente aprovechada por la federación liderada por Artur Mas y también Faes y la Fundación Ideas, entre otras. La nueva ley incluyó una disposición adicional permitiendo que las fundaciones vinculadas a los partidos políticos sí pudieran recibir dinero de contratistas. Por tanto, una constructora no podía financiar al partido, pero sí a su fundación. Tras esta modificación legal, el Tribunal de Cuentas pasó a fiscalizar también a las fundaciones de los partidos y Catdem -entonces llamada Fundación Catalanista y Demócrata Trias Fargas- destacó desde el primer momento. En el informe del Tribunal correspondiente a 2008, esta fundación controlada por Convergència recibió ya 1,37 millones de donaciones de personas jurídicas, casi tanto como Faes, pero con diferencias notables. Por un lado, el Tribunal de Cuentas señalaba que estas donaciones empresariales representaban casi la totalidad de los ingresos de la fundación catalana, mientras que en Faes equivalía a menos de un tercio. Por otro, que el partido de Mas terminaba siendo el destinatario de buena parte de las donaciones a su fundación, según los informes.
Esta operativa, que también ha aflorado en el llamado caso Palau, es que Catdem recibe el dinero y luego paga una parte a su partido por servicios ficticios. Los pagos «están justificados con notas de cargo internas emitidas por el partido, justificación que se considera insuficiente para acreditar los servicios realmente prestados», señala el Tribunal.