cannomball 2012

Unos cincuenta coches de alta cilindrada, participantes en la 'Cannonball' británica, una carrera de coches superpotentes, pernoctaban el jueves en Barcelona después de haber circulado al límite de la velocidad desde Saint-Malo (norte de Francia).

A las 20h30 (18h30 GMT) de este jueves, aún faltaban una cuarentena de coches por llegar, tras más de 12 horas de circulación por autopistas francesa y española, bajo una severa vigilancia de ambas policías de tráfico.

"Me han parado hasta tres veces", se lamentó el conductor de un Brentley de la escudería Hatton. "Pero aparte de eso, que fueron demoras, no hubo mayores problemas".

"Vinimos al límite, sin causar inconvenientes", añadió Phillp Hatton, recién bajado de un Cadillac pintado como un tanque de guerra, en blanco y negro.

"Allí viene un Lamborghini", decía Pau y su amigo, Sandro, italiano lo corregía: "Es un Brentley...".

Los coches entraban con cuentagotas al hotal Arts de Barcelona, donde diez de ellos serán expuestos a la entrada, junto a la moderna fuente de agua del hotel y otros 40 pernoctarán en el aparcamiento subterráneo por comodidad y seguridad.

Los millonarios dueños de estos coches arrancaron subiendo a un ferry en Portsmouth (Gran Bretaña), que por primera vez se habrá visto asaltado por Maseratti, Ferrari, Lamborghini, Brentley, Porsche, Audi y otras marcas poderosas.

La insólita carrera, reservada a económicamente holgados pilotos, atravesaron Francia, llegaron a España, pasaban la noche en Barcelona y este viernes partían rumbo a Mónaco.

Un enjambre de adolescentes, provistos de cámaras de fotos o móviles, se agrupaban en el parterre frente a un hotel de lujo en el Puerto Olímpico de Barcelona, para sumarse a la bienvenida que le daban dos azafatas, enfundadas en apretados pantalones de lycra y sobre altos tacones.

Las azafatas agitaban grandes cartelones con el logo de Cannonball 2012 en cuanto se escuchaba a lo lejos el rugido de los primeros bólidos que se acercaban, para alboroto de los fanáticos de las ruedas y los motores.

La euforia se desató cuando llegaron los primeros Ferrari. El primero pintado con los colores británicos e italianos y el otro con piloto y copiloto vestidos de toreros.

"Es un homenaje a Barcelona, a la que quería venir hace mucho tiempo", confiesa a AFP Giuseppe, el conductor. "Es para dar algo de alegría", comenta sonriente el piloto mientras baja de su coche. Es un peluquero nacido en Londres de padres sicilianos que se lamenta de la fuerte presencia policial.

"Una exageración. Me pararon como cinco veces. Controles de alcoholemia porque respetamos los límites. Helicópteros sobre nuestras cabezas... una exageración. Eso en Francia, en España menos policía", explica.

Un portavoz de la policía autonómica catalana de tráfico explicó a AFP que las patrullas "habían sido informadas de esta celebración y se vigilará que se conduzca con corrección y en los límites fijados".

"Hasta ahora no hubo inconvenientes", añadió el portavoz alrededor de las 18hs30 de la tarde.

Después de aparcar los coches, en la entrada o en el párking, los pilotos cenaron al borde del mar en un restaurante de los que animan esta zona olímpica de Barcelona, según explica Emoline, una de las organizadoras de 'Cannonball 2012'.

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