Algunas de las acciones han sido para intentar contentar a Cataluña, olvidando que Cataluña no es nada mayor ni mejor que cualquier otra región española, tradicionalmente aplastadas en beneficio de otros sitios. Como un cáncer maligno, el ente abstracto de Cataluña, realmente el negocio de unas cuantas familias burguesas, siempre pide más... dinero y solo dinero con excusas inconfesables.

Otros, aquejados de una necia y mal entendida progresía, han creído posible lo imposible, la igualdad asimétrica, y los marcos de ventajas para algunos en detrimento de otros. Se han cargado por tanto una Nación, mejor o peor pero la única que teníamos, a cambio de un conjunto anárquico donde solo progresan los pillos, absolutamente semejante a cualquier país bananero.

Los errores, se pagan, y estos errores se pagan con caos, hambre y falta de futuro, más odio e insatisfacción social.

Ese es el cóctel que nos han traído nuestros políticos.