En el vuelo de Iberia IB6252 de Nueva York-Madrid venía el pasado jueves José María Aznar, acompañado del guardaespaldas habitual y del secretario personal. El expresidente del Gobierno y lobbista de profesión, al que le esperaba el coche oficial a pie del avión, volvía de la ciudad estadounidense rodeado de banqueros y hombres de negocios, algunos de los cuales habían asistido al FINforums Annual Hedge Fund Summit 2013.Una reunión organizada por una empresa americana en la que se juntaron inversores, fondos oportunistas, gestores de capital riesgo y financieros varios, bastantes de los cuales están de caza por nuestras tierras.
A los españoles que asistieron al evento, algunos de sus colegas internacionales les preguntaron cómo era posible que un banco de la dimensión de Santander pudiera haber contratado al presidente de una entidad que tuvo que ser rescatada con dinero público. Se referían al flamante fichaje de Rodrigo Rato, anuncio que en esos momentos llegaba al otro lado del Atlántico a través de las pantallas de Bloomberg y otras plataformas de información similares.
La respuesta de los banqueros españoles fue quedarse callados, encoger los hombros y admitir que en nuestro país, arruinado desde el punto de vista moral y ético, todo es posible. En otros, como Estados Unidos o Inglaterra, sería inaceptable que una empresa del Dow Jones o del Footsie, similares en dimensión a Telefónica y a Banco Santander en el Ibex 35, contratase al máximo directivo de un banco que le ha costado 24.000 millones al erario público. Nadie daría cobijo a un señor que, por su deficiente gestión, le hubiese costado miles de millones a los ciudadanos. Si se atreviese a hacerlo, los inversores y los accionistas se lo echarían en cara a las primeras de cambio y arremeterían contra el que hubiera tenido la sutil sugerencia. Allí no se gastan salvas con la reputación.
El destierro de los colegas de Rato, el imputado mejor pagado del Reino - Blogs de A Corazón Abierto
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