Muerto el perro se acabó la rabia; los vecinos ya le tenían que haber puesto en su sitio tanto al dueño como a sus canes, o sea a buen recaudo. Siempre algo tiene que pasar para terminar con las andanzas de un irresponsable humano. En otro caso se ha tenido que usar un todoterreno para hacer las paces y avisar al dueño o guardián que los soltaba para que hiciesen sus necesidades fuera del recinto y no tener que limpiar, pues el perro como había mordido a varios rayado coches, se tiraba a ellos cuando estaba libre; ese día se ha equivocado y no miró qué clase de coche era y como llevaba mataburros muy fácil trastazo y rueda por encima y se acabó el peligro, daños materiales ninguno, ahora tranquilidad en la zona y alivio para los peregrinos del Camino Primitivo de Santiago.
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