La sociedad no castiga la muerte, sino el acto doloso o intención.

Es lógico por lo tanto que no sea lo mismo castigar un homicidio involuntario que un asesinato.

Aquí, en esta última parte del debate, lo que se trata es la cuantía del castigo, o cuanto de máximo es la pena.

Si una sociedad castiga poco los delitos más graves, está cometiendo una falta mucho mayor que castigar a la pena de muerte.

Y eso es lo que la gente empieza ya a barruntar, que hay un fraude legal en la aplicación de las penas. Esa situación pude dar la vuelta al estado de opinión, habiendo más gente que se decantaría por la pena máxima capital.

No hace falta poner repulsivos ejemplos que son un escándalo social.