Trevélez, ya te dice tu conmaria que el protocolo dicta acercarse la copa y mojarse los labios.

Se trata, en suma, no de un error de bulto, sino de una puntual «mala utilización del protocolo, puesto que éste no es otra cosa que lo que transmite la imagen de la persona», en este caso de proyección pública. «Simplemente, hay que estar más atentos a la jugada», concibe el consejero delegado de la Escuela de Protocolo sita en Madrid.

Aquí se despejan dudas al respecto, según los expertos

Y estos que nos lo cuentan, no son sospechosos del no reconocimiento a tal metedura de pata.