No tengo tiempo para meterme en fregados forísticos, pero no puedo pasar por alto algunas afirmaciones del señor Exceptio Veritatis.
En primer lugar a ver si se pone vuestra merced de acuerdo: ¿es en español o en castellano como habitualmente nos hablamos y entendemos? Considero que con tanta mala praxis del lenguaje, lo terminaremos denominando suajili.
En segundo lugar, considero, dentro de mi particular consideración, qué desconoce vuestra merced la historia de España; o quizás solo conozca la que le interesa. Tiempos mucho mejores los hubo, aunque por supuesto, analizados dentro del contexto sociocultural y político del momento. Tenga vuestra merced en cuenta que hoy por hoy se puede realizar una transacción comercial con cualquier país en décimas de segundo y sin problemas, sin embargo, no hace tanto tiempo, esas cosas eran impensables. Lea vuestra merced algo sobre un tal Marco Polo y las putas que las pasó para hacer chanchullos con los chinos. Antes era antes, y ahora es ahora.
En tercer lugar está eso de la libertad de lenguaje y la aplicación que cada uno hace de su cadaunada. Por muy democrático y natural que a vuestra merced le pueda parecer, a un servidor le costó un pico económico eso de no entender lo que significa “tancat”, y una bronca apocalíptica por, también, desconocer el significado de “brossa”; y eso que supuestamente estaba en una parte de mis Españas. Ahora bien, aquí los espero. El día que vengan por el barrio de Manolito Gafotas van a dar más vueltas que un tio vivo sin frenos para encontrar cualquier cosa. Aquí parlamos una jerga muy particular de barrio; y digo yo que también tendremos nuestro derecho libertario a utilizarla como nos salga del ciruelo y con quien nos dé la gana. Lo malo es que luego irán diciendo que los ofendemos, los discriminamos, no los respetamos, y demás parafernalia habitual. Pero nos resultará “inverosímil” (como dicen por estos lares)
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