Ya quisiera un servidor que la fábrica de Seat que hay en Barcelona estuviera en Granada, aunque los coches llevarán nombres de pueblos catalanes, que al fin y a la postre también son españoles.
Aunque claro, en cuestión de marketing, cuando dijeran de vender los coches Seat en el extranjero, fuera de España, no podría compararse un Seat Toledo o un Seat Marbella con un Seat Berga o un Seat Cabrils o un Seat Olzinelles, y no porque sean poblaciones que no lo merezcan, sino porque los extranjeros conocen Toledo y Marbella y enseguida lo relacionan con España, mientras que esas poblaciones no son conocidas en el extranjero más que por oriundos de ellas o descendientes.