«Dedico la medalla al Rey de España, y ahora más que nunca»

El Greim de Potes y el sector de Tráfico de la Guardia Civil de Cantabria, distinguidos con la medalla al mérito de Protección Civil
05.05.12 - 00:31 -
MARIÑA ÁLVAREZ | SANTANDER.

Con la barbilla alta, vista al frente y posición de firmes, efectivos del Greim de Potes y del sector de Tráfico de la Guardia Civil de Cantabria recibieron ayer en manos de sus máximos representantes las medallas al mérito de Protección Civil, en su categoría de bronce con distintivo azul, por su «brillante y eficaz actuación», cada uno en su campo. Estos reconocimientos fueron aprobados por resolución de la Dirección General de Protección Civil y Emergencias del Ministerio del Interior, y entregados ayer en la Delegación del Gobierno en Cantabria. No hubo vino español ni pompa, pero sí cierta solemnidad en una oportuna dedicatoria: «al primer soldado de España, que es Su Majestad el Rey. Y ahora más que nunca», en boca de Lorenzo Bárez, comandante jefe de Tráfico.
Siempre que se reconoce la labor de la Guardia Civil se esgrime el «sentimiento de orgullo» que los cántabros profesan por el cuerpo, como un barómetro que detecta esos altos índices de «cariño y respeto» (lo repitieron ayer tanto el delegado del Gobierno, Samuel Ruiz, como el presidente cántabro, Ignacio Diego), los mismos que tienden a la baja en estos tiempos aciagos para la Casa Real. Tal vez por eso, Bárez quiso hacer un guiño al Rey para concluir un discurso en el que encajó los nombres de personas que son, o han sido, importantes en el cuerpo: «a Paco Caso y a su mujer, Mari Paz, los mayores proveedores de recursos humanos del Greim de Potes -hubo risas aquí-, al compañero San Millán, por cuarenta años de buen hacer; a José María del Moral, motor de estas medallas; al coronel Chamorro, el maestro; al jefe provincial de Tráfico, al compañero Vicente...».
El coronel jefe de la XIII Zona de la Guardia Civil, Justo Chamorro, habló de los nueve guardias de Tráfico que perdieron su vida desempeñando su trabajo y de la satisfacción que supone «la bajada continua de los índices de accidentes y muertes en las carreteras». Sobre el Greim, destacó los más de 600 rescates realizados en sus tres décadas de existencia, y del alto riesgo que también entraña su labor.
Para los 1.300 guardias civiles
«Éste era un tributo necesario», dijo Samuel Ruiz, que quiso extenderlo a todas las unidades de la Guardia Civil, y a los 1.300 efectivos que forman parte de ella en Cantabria, «que merecen de igual modo este homenaje, porque su vida, su tiempo, su trabajo, su dedicación es común: salvaguardar nuestra integridad, seguridad y bienestar». Remachó su discurso con la sempiterna crisis, que no cala en los datos ni de la Guardia Civil ni de la Policía Nacional, dijo, «porque se evidencian unos mayores índices de resolución y esclarecimiento de la delincuencia», y hacen que Cantabria siga siendo «una de las comunidades más seguras de España y de Europa».
Para Diego, hay motivos de sobra para que la Guardia Civil se cuelgue medallas, más por -de nuevo- el «hondo respeto y aprecio de los cántabros a nuestro XIII sector». Un respeto que cree que la Guardia Civil «se ha ganado a pulso», por encarnar valores como «profesionalidad, entrega, honestidad y un espíritu de sacrificio al poner por delante sus propias vidas». Y un compromiso: «la coordinación interadministrativa, para también de nuestra parte poner algo para ayudar en vuestra labor». En los discursos, muchas cifras: un descenso del 18% en accidentes mortales, 230.000 horas de servicio de las patrullas de Tráfico; los 600 rescates del Greim, 76 cadáveres recuperados, auxilio a más de 400 personas, miles de montañeros acompañados...

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