Ese es el problema, que cabreados estamos todos.

Realmente, la situación es mucho más alarmante, pues hay una profunda indignación y crispación orbi et orbe.

El problema no es una situación económica en la que vienen mal dadas. Ojalá fuese ese nuestro mayor problema…

El auténtico problema es que la gente se ha dado cuenta que han usurpado la Democracia y el Esado de Derecho al servicio de una clase tirana que hace lo que le viene en gana con los resortes y recursos del Estado en su propio beneficio, dejando al país en una auténtica crisis moral de todas sus instituciones estatales. El problema es que esto se ha vuelto un país de pillos en el que mandan los pillos, y esa es la lección que van aprendiendo muchos jóvenes que ahora ayudan a sus progenitores a buscar lo aprovechable en la basura. Terrible lección que tendrá sus consecuencias.


Y mientras crece el descontento social ad nauseam, los políticos indiferentes y anestesiados siguen a la suya, a ver cuanto ordeñan de una vaca famélica, tuberculosa y moribunda…


No es que haya un mal futuro, es que no hay ningún futuro.