En un sentido correcto y no pervertido del funcionariado de un Estado, el funcionario es aquel que produce y devuelve al Estado más de lo que el Estado paga por él.
Frente a los costes de un guardia civil, en sueldos uniformes, equipos, y hasta linternas, veamos los costes si nos ahorramos a la guardia civil:
Asesinatos, la tira.
Robos y atracos, tropecientos.
Delincuencia libre y campando por sus fueros, toda la del mundo.
Posibilidad de salir a la calle mujeres, pese a todos sus derechos teóricos de igualdad, ninguna sin que las atropellen.
Posibilidad de salir niños y ancianos o desvalidos, ninguna.
Costes de las empresas sumando el capítulo de robos, no competitivos. Tendrán que echar el cierre por cese de existencias.
Tráfico, la ley de la selva y el dominio del macarra temerario y asesino.
Así que nos sale barata la Guardia Civil, y esta devuelve al Estado más de lo que invierte el Estado. Frente a lo anterior, compañías privadas, con todos los respetos a los vigilantes, pero que solo son eso vigilantes, es un paso más en el despeñadero que llevamos.
La guardia civil es el único amparo del ciudadano, chuleado y maltratado en tanto concepto.
Una cosa que no se puede decir lo mismo de tanto político, tanto gobierno de taifa, tanto partido político, tanta subvención, tanto alcalde y concejal, tanto sindicalista delincuente común venido a más, tanto consejero desvergonzado, tanto funcionario a dedo que ni funciona ni hace nada y tanto filibustero como abundan en estas taifas decadentes y ladronas.
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