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  1. #1
    Precisamente...

    Los que arruinan un país son responsables del hambre, miseria y muerte de hasta millones de personas. Arramblan con los ahorros de la vejez y el futuro de la infancia.

    Y como son ladrones de guante blanco, y les protegen las leyes e indultos que ellos mismos se hacen, son mucho peores que los ladronzuelos a pequeña escala, y en lo tocante a moral, se sientan en Instituciones, bancos y sindicatos y demás poltronas y no hay ningún argumento moral para condenar a los pequeños, dejando en la más absoluta impunidad a los grandes.

  2. #2
    Citoyen, iba a citarte pero me manejo muy mal por el Foro.

    No dudo que tengas razón, pero estás hablando de otro tema del que seguro hay abiertos infinidad de hilos en el Foro.
    Si las propias instituciones carecen de argumentos morales para juzgar a los delincuentes, ¿Quién los tiene?. Yo quiero pensar que no todos los que sientan en esas poltronas son corruptos.. Y por otro lado a un malo, el hecho de que existan mas, no le hace bueno; no estamos hablando precisamente de Robin Hood
    Última edición por humos; 24/12/2013 a las 17:06

  3. #3
    Cita Iniciado por humos Ver mensaje
    Citoyen, iba a citarte pero me manejo muy mal por el Foro.

    No dudo que tengas razón, pero estás hablando de otro tema del que seguro hay abiertos infinidad de hilos en el Foro.
    Si las propias instituciones carecen de argumentos morales para juzgar a los delincuentes, ¿Quién los tiene?. Yo quiero pensar que no todos los que sientan en esas poltronas son corruptos.. Y por otro lado a un malo, el hecho de que existan mas, no le hace bueno; no estamos hablando precisamente de Robin Hood

    Existe el argumento legal y el argumento moral. Este último obra como motor primario en una sociedad para garantizar el anterior. Las leyes, para ser leyes deben además de ser justas, y la justicia, entre otras cosas, tiene un carácter de generalidad y no excepciones. Si un sector de la sociedad escapa a las leyes de la justicia, por activa o pasiva, no se sustenta la justicia, ni por lo tanto la moralidad.

    Una de las situaciones en la que nos encontramos es el agravio comparativo dado a chorizos de segunda o ladrones de poca monta, y la gran farsa generalizada en la imputación, proceso y aplicación de penas a los ladrones que roban desde los más altos puestos del estado.

    Hay pues argumento legal, pero ya no se sustenta el argumento moral.

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