Líbreme Dios de querer reinterpretar tus palabras, pues con manejarme con las mías a veces hasta me cuesta.
Nadie habló de suciedad en tus palabras, ni nada que se le pareciera; has sido tú el que lo saca a colación no sé a cuento de qué, aunque la respuesta la puedes tener en tus mismas palabras... Ya sabes, a buen entendedor...
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