Pero eso de tener la mano en la cartera no va parejo con las creencias religiosas. No señor. Igual que ser sindicalista tampoco equivale a no tener las manos sobre el dinero de los trabajadores. Creo que deberíamos hacer algunas reflexiones sobre ello.
La mía es que nuestra clase política -salvo muy, pero que muy contados casos particulares-, es con diferencia de las peores que nos puede tocar. Y lo malo del caso, es que las esperanzas en el futuro mejor, son nulas.
Solo hay que verles y contemplar como nos va. Entre el que se extasiaba observando nubes y el de Santa Teresa, nos han -con perdón- jodido vivos.
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