La legitimación no depende de que aquéllo nos guste o no, sino de que se ajuste a derecho la acción. Será tu realidad particularísima, porque la de un servidor desde luego que no.
Tampoco puedo estar de acuerdo contigo en esto, pues quien o quienes tienen el poder de deslegitimar son aquellas personas u organismos a los cuales el imperio de la Ley les ha cedido tal poder... y nadie más. Ojo, siempre hablo a nivel institucional, porque a nivel de calle... ya sabemos... cualquiera es bueno para deslegitimar.
Según tus palabras, podemos deslegitimar a cañonazos, que poco importa cómo se haga.
Y en el recolmo de los colmos, la ilegitimidad o no de tales actos lo serán o no en función de lo que tú pienses. El Estado de derecho está ahí por gusto, no vale para nada y lo acomodamos a nuestro antojo.
Ole ahí tus perendengues.
No siempre la revolución tiene que llevar aparejada la ruptura radical del orden establecido, aunque últimamente las revoluciones radicales superen a las pacíficas.
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