Pues eso, que si está hasta las narices, que dimita y se vaya con viento fresco, que nadie lo obliga a estar.
Sus palabras son las que tenía que haberle dicho España entera, cuando como fiel leguleyo de Lehman Brothers nos vendía a los españoles las celebérrimas hipotecas basura a precio de oro... y ya sabemos todos cuál fue uno de los detonantes de la crisis por la que aun andamos.
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