No sé de qué os extrañáis, cuando todos sabemos que la casta tiene sus inherentes prebendas, ésas que los de a pie no tenemos.
No sé de qué os extrañáis, cuando todos sabemos que la casta tiene sus inherentes prebendas, ésas que los de a pie no tenemos.
Saludos.
Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada
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