A ambos, al saliente y al entrante les deseo suerte, y aunque el primero no fuera santo de mi devoción, le respeto como no podía ser de otra manera.
A ambos, al saliente y al entrante les deseo suerte, y aunque el primero no fuera santo de mi devoción, le respeto como no podía ser de otra manera.
Saludos.
Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada
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