El segundo motivo que hace que estas elecciones sean diferentes se hará más obvio a medida que avancen los meses.
De la composición final de la Eurocámara dependerá el nombre del futuro presidente de la Comisión Europea. No es un elemento menor ya que la Comisión es el órgano en Europa que tiene el poder de proponer leyes.
La elección del Presidente es una innovación que no existía antes, pues es también
fruto del Tratado de Lisboa. A priori los partidos políticos harán campaña con un cabeza de lista, ‘su’ candidato a presidir el máximo órgano ejecutivo en Europa. El Consejo Europeo (los jefes de gobierno), deberán por primera vez rubricar y tener en cuenta el proceso electoral cuando propongan el nombre del sucesor de Barroso.
El proceso representará muy probablemente ‘
el adiós a la peor generación de directivos europeos’, y el primer paso inequívoco hacia la
Europa parlamentaria.
Marcadores