No sé si serán o querrán ser nuestros hermanos; pero lo que sí es cierto es que tienen montao un sarao de **** madre.
Parece que poco a poco se va viendo el plumero a los demagogos con la camiseta del Ernesto; aunque claro, la otra mitad vive del cuento y a nadie le gusta que le quiten sus privilegios.
De todas formas tengo que confesar que no me preocupa mucho lo que pueda pasar allá donde Cristo perdió los calcetines. Bastante sarao tenemos aquí como para comerse el tarro con saraos ajenos.
Lo que suene ya sonará.
Marcadores