Dejando a un lado el tema de la comida, que es de traca por muchos motivos, hay que decir que, a determinados niveles de la jerarquia se entra, inevitablemente, en política, es decir: dejas de ser un funcionario y te conviertes en cargo de confianza del gobierno de turno. Organizas una comida en instalaciones oficiales del cuerpo con personas relacionadas con un golpe de estado y pierdes esas confianza. Asi de sencillo.
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