Sí es que esto es muy serio y muy profundo.
Normalmente analizamos los hechos inmediatos o los más cercanos en el tiempo olvidándonos de buscar las raíces o simplemente analizarlos desde una perspectiva general a lo largo del tiempo. Eso que llaman “ingeniería política” es la que verdaderamente mueve y cambia las cosas, y esa “ingeniería” político y social necesita tiempo para desarrollarse y alcanzar los fines.
Hay veces que no todo sale según lo programado. Hay veces que circunstancias determinadas de índole interna o externas cambian el curso de la historia.
Para poderme hacer más entendible, y para no tener la necesidad de meterme en campos metafísicos y correr el riesgo de caer en especulaciones, voy a poner un ejemplo sencillo y de plena vigencia.
Esto es muy parecido ( casi igual) y paralelo al proceso separatista catalán.
Primero se aceptan las leyes del “juego” ( el sistema democrático). Después hay que hacerse con una cota de poder; y si no se puede en solitario se buscan alianzas coyunturales y afinidades que no supongan un riesgo excesivo y puedan desecharse en determinadas circunstancias. Una vez que tenemos esto asegurado ya solo queda tener paciencia e ir minando poco a poco a la espera de circunstancias favorables para aumentar la presión.
Para aumentar la presión todo vale, pero hay que hacerlo de tal manera que no lleguemos a romper el escudo que debe ampararnos ( la democracia ). No se puede ir más deprisa ya que se caería en la revolución, movimiento traumático y que deslegitima a sus promotores de cara a la diversidad de actitudes en la sociedad. Pero sí que son válidas “pequeñas revoluciones” que siempre tienen dos vertientes en lo que se refiere a la responsabilidad.
Si unos “extremistas” ( violentos los quieren llamar para ser un poco moderados en el lenguaje) son capaces de poner en peligro y alterar la paz social, la oposición puede emplear estas acciones en contra del gobierno legal que en ese momento esté dirigiendo la sociedad. Si el gobierno no es capaz de eliminar a esos radicales, es que el gobierno es débil, inepto, y no garantiza debidamente el equilibrio social; así que le puedo atacar y sacar rédito político.
Sí a estas “presiones” de grupúsculos extremistas añadimos cierta tolerancia e impunidad obtenida con la colocación estratégica en el poder judicial de aquellos que comulgan con “los topos sociales”, ya tenemos asegurado otro pilar para alcanzar el objetivo.
Evidentemente, en cualquier sociedad lo mejor que funciona es dar aquello que demanda la mayoría; de esa manera gano adeptos incondicionales; pero el problema es como lo doy y los resultados a largo y medio plazo ( aquí entra en juego, para bien o para mal, esas “circunstancias” coyunturales de las que hablaba al principio).
Si yo invito a alguien que habitualmente solo come patatas cocidas a cochinillo, seguramente esa persona estará feliz, y también seguramente, hablará de mí con veneración y se convertirá en un incondicional; y mucho mejor si el dinero del cochinillo sale de bolsillos ajenos y acuso a otros de roñas e insolidarios. Esto sería aceptable si al mismo tiempo doy medios para que esas personas puedan comprarse cochinillo ellos solos por sus medios, pero de donde no hay no se puede sacar; siempre lo sacaré del resto; así que la situación no se puede alargar mucho en el tiempo y poco a poco el personal se va dando cuenta del asunto. Todos salvo los que nunca harán nada por obtener el cochinillo por ellos mismos, y los que viven de **** madre a costa de los hambrientos. Los primeros porque son de los de la filosofía esa del “ande yo caliente….” Y los segundos porque pueden perder cotas importantes de poder; y es aquí donde entra en juego la técnica política de “una de cal y otra de arena”; todo según sople el viento.
Así que hay que utilizar todas las armas que tengamos a nuestro alcance; eso sí, siempre con mesura y poco a poco para que no se vea mucho el plumero sobresaliendo de la tapia.
Ya solo queda esperar al momento oportuno. Esperar la coyuntura oportuna para dar el zarpazo final , alcanzar el poder definitivo y llegar a las metas marcadas a priori.
Olvidaba un aspecto importantísimo y fundamental en todo este proceso: la educación y la cultura.
De esto ya no hablo por hoy porque tengo otras cosas que hacer y ya está bien de tabarra seudo filosófica aplicada a la política.
M’ enrollao un montón…¿verdad?

PD. Cuando he terminado de escribir esto nuestra faraona había publicado otra intervención, que sirve de prueba para corroborar como se "puede dar la vuelta a la tortilla" respecto a las acciones policiales. Si me sacuden malo y acuso; y si lo hacen mal también acuso porque su "mala acción" estaba programada para aumentar la violencia. ¿ Quien sale beneficiado de esto?