Ahora le toca al Sargento a probar su propia medicina, a ver que tal le sienta seguro que muy mal, peor que a sus denunciados que no les quedó mas remedio que aceptar sus persecuciones innecesarias de este energúmeno salido de la peste andante y colado dentro de esta honrada Institución, que pague por ello y que se vaya para nunca mas volver, otro vendrá que la paz traerá, la concordia entre todos y el buen vivir de siempre. Alguna oveja descarriada siempre hay y se trae el redil pero tantas no, el fallo es del pastor.
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