El gran filósofo español Risto Mejide acalló al público de un programa basura cuyo nombre no recuerdo, interrumpiendo sus vociferaciones contra la decisión del jurado.
Les dijo que no pronunciasen la palabra tongo, ni hablasen de corrupción. Que eso era un tema muy serio como para pronunciar dichos vocablos en un concurso televisivo.
Seguidamente, pidió al público que levantasen la mano los que habían adquirido o vendido algún bien inmobiliario recientemente.
A los que levantaron la mano, les pidió que siguiesen con ella en alto solo si realmente habían adquirido o vendido ese bien por el precio que figuraba en la escritura. No fue del todo una sorpresa, pues por entonces, aún estábamos de lleno en el boom inmobiliario, pero ni un solo brazo se quedó levantado. Risto pidió entonces que delante de él, no volviesen a hablar de corrupción.
Pues eso, que la corrupción es inherente a la condición humana. Y lo que hay que hacer para combatirla es legislar, legislar y legislar.
Lo que más sorprende, es que en este país, los que siempre han acusado a los "otros" de ser corruptos, habiendo sido ellos los que han acaparado los mayores escándalos de corrupción en este país en los años en los que gobernaba Felipe González, no hayan promulgado, propuesto, apoyado, medidas legales para evitarlas.
¿Porqué será?
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