Una lástima. Yo he visto ese aeropuerto y ya por entonces se caía el alma a los pies. Las pisadas retumbando en las salas de embarque. Todo nuevo, a estrenar y totalmente vacío. Era para rodar una peli de fantasmas en él.
Y digo yo. ¿No podría aprovecharse para algo? ¿Podría interesar a los milicos?
Dentro de nada terminaremos comiendo con palillos. La bota de vino ya es una paletada, el porrón y el botijo ya ni se acuerdan los viejos y los jóvenes no saben lo que es.
A ver si pasa “el buen tiempo” y la lluvia de otoño limpia un poco toda esta porquería.