El Ágora, 'broche de oro' del complejo de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, tendría que haberse terminado por completo el 24 de julio de 2010. Pero la obra no está finalizada. Oficialmente, no se puede dar por concluida a pesar de que ha tenido años de uso. De poco uso, pero abierto al público en cualquier caso. A partir de ahora la situación cambia por completo porque la gestión del edificio pasa a Avanqua (Aguas de Valencia), que se encargará de explotar el espacio construido por Santiago Calatrava tras ganar el concurso por el que la Generalitat externalizaba este edificio y el Oceanogràfic.
Cuando esta empresa inició su nuevo cometido realizó una auditoria de los dos edificios. En el acuario encontraron problemas menores pero pudieron ponerse a trabajar. El informe sobre el Ágora, elaborado por el despacho de Tomás Llavador Arquitectos, fue mucho menos positivo:la instalación tiene importantes desperfectos. El Ágora, según este informe, tiene problemas de filtraciones de agua, de cierre (los cristales de la entrada explotan por el 'efecto vela'), de humedad y óxido... La presidenta de Avanqua, Celia Calabuig, avanzó que el Ágora todavía no está siendo gestionada formalmente por la nueva adjudicataria porque no se pueden delimitar sus usos en estas condiciones.
Y a pesar de no estar técnicamente terminado el edificio comenzó a usarse en 2009. Se pidió, de hecho, una certificación parcial de la obra para poder abrirlo. Según explican desde el despacho del arquitecto Santiago Calatrava, ésta se entregó pero con un anexo donde se especificaban las obras que quedaban por hacer y aconsejando no utilizarlo hasta que no estuviera terminado.
El otro gran problema es el cierre de la cubierta. El proyecto original de Calatrava incluía una cubierta móvil, coronada por varias lamas con forma de 'pinchos' que modifican por completo el aspecto formal del edificio. Estas piezas existen pero no se han colocado por motivos económicos. ¿Se terminará? Es complicado. El concurso de adjudicación no planteaba en ningún momento que la empresa que ganara el concurso tendría que terminar el edificio, por lo que Avanqua no invertirá en este sentido. La inversión obligatoria más cara que aparecía en los pliegos se estima en 178.000 euros para «finalizar el vial de conexión con el Oceanogràfic». Poco más.
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