Pero el escepticismo no considero que tenga que ser unidireccional. Hace ya bastantes años en que deberíamos haber sido escépticos; y más aun aquellos que ,más o menos, sabemos lo que se esconde detrás de las ideologías y las demagogias.
Puedo entender que las nuevas generaciones, las que han nacido en libertad y democracia, sean capaces de no ver el abismo que puede abrirse a nuestros pies; pero no puedo entender a aquellos que ya peinan canas y deberían saber lo que puede esperarnos detrás de la esquina. Hay veces que pienso que aquí priva la revancha y el odio por encima de cualquier otra consideración; y eso solo engendra nuevos y más graves problemas. Es como si nuestra historia fuese la pescadilla que se muerde la cola.
Tengo la desgracia de que aquellos que coinciden en mi manera de entender todo esto nunca han estado en el poder. Soy votante de minorías incomprendidas; o mejor dicho, desconocidas por la inmensa mayoría de compatriotas; pero no por ello dejo de reconocer que este sistema nos ha sido útil y puede seguir siéndolo si somos capaces de poner los puntos sobre las ies.
Siempre he sido un escéptico aunque hubo momentos que llegué a creer en mis conciudadanos; ahora, por desgracia, constato que seguimos siendo los mismos de siempre. Se ha perdido la gran ocasión de culturizarnos y educarnos políticamente. Todo ha sido al revés. La política ha servido para hacer más grandes las zanjas que nos separan y han encumbrado a quienes desean marcar, aun más, las diferencias. Sinceramente tengo miedo de que volvamos a encontrarnos con a cabeza de la pescadilla y esta muerda la cola.
Creo que hay un dicho por algún sitio que viene a decir algo así como que aquellos pueblos que desconocen su historia, están condenados a repetirla; y aquí nuestra historia siempre ha sido muy triste para los que no se la merecen y siempre han sacado tajada los culpables.
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