Voy a darte el mismo consejo, déjalo y te darás cuenta que esa relajación de la que hablas no te hará falta por la sencilla razón de que vivirás relajado, alejado de la ansiedad que produce el tabaco y su falta, de esa desesperación que da el enfrentarse a una noche sabiendo que en el paquete te quedan uno o dos cigarrillos, de esas tremendas ganas de fumar que dan cuando vas a entrar a algún sitio cerrado en el que no se permite fumar, te sentirás aliviado por no tener que depender de una sustancia que además sabes que te está minando la salud.
En mi caso fueron todas estas cosas las que me animaron, me sentía esclavo del vicio, mi hijo me lo repetía hasta durmiendo, mi familia, mis vecinos (médicos para más inri), porque no tenía mascota, si no también me lo hubiera pedido, y la verdad es que fue una de las decisiones más inteligentes que he tomado en la vida. Ha mejorado mi salud, mi bolsillo, no te voy a contar el precio que ha alcanzado, y también mi autoestima al comprobar como con fuerza de voluntad se puede alcanzar cualquier reto al que nos enfrentemos.
De todo esto hace ya casi un lustro, no te voy a decir que haya sido fácil, a día de hoy me sigo acordando en momentos puntuales, porque se recuerda ese placer que da fumarse un pitillo, pero puede más la razón y no lo he vuelto a coger.
Así que venga, ánimo y a dejarlo, que se puede.
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