Hombre. No tengo ni pajolera idea de cómo se come y de la supuesta calidad en las comidas por esos centros de vuestra historia; pero desde que el mundo es mundo lo importante es el hambre. No hay pan duro para el hambre de cuatro días.
No voy a discutir nada ni a juzgar lo dicho; solo quería meter una “circunstancia periférica” que sí he observado en sitios que se pueden asemejar a los que estáis hablando.
Por un lado hay que tener en cuenta de donde y en qué cantidad viene el dinero destinado a dar de comer al personal; así que habría que conocer cuánto se asigna a cada persona. Lo que el Estado asigna creo que es una chorrada, basándose en que nunca come la totalidad del personal al que se le asigna la manutención. Cosa distinta sería analizarlo y juzgarlo si son contratas y que gastos de explotación tienen gratis ( agua, luz, reparaciones del local, etc)
Pero hay otras cosas a tener en cuenta. Me refiero a lo que el personal pueda entender por “buena” o “mala” comida. Para un servidor, un simple bocata de calamares supone un manjar; y si hablamos del humilde huevo frito ya no digo nada; es “bocato di cardinale”.
¿ La condimentación? Eso también es muy subjetivo. A unos les gustan las cosas de una manera y a otros todo lo contrario; así que lo que para unos pudiera ser fabuloso y exquisito, a otros les parecerá un crimen. Todo depende.
Supongo y sospecho, que detrás de todo esto hay intereses económico empresariales y algo de rencores y rencillas profesionales.

PD. En Navarra siempre se come bien; ya sea en residencias o en la tasca del Iruñategui ( que dicho de paso es un poco guarreras)