Un trabajo singular, realizado por personas que odian las injusticias y sienten la obligación de proteger al débil del fuerte, aunque a veces el tiro les salga por la culata. Quizá un poco locos, huyen del aburrimiento, algunos adictos a la adrenalina y otros de naturaleza “follonera”, aunque también los hay que están ahí porque no pueden estar en otro sitio.
Que nadie piense que es gente especial, hecha de una pasta diferente, dotados de un aura distinta, con un espíritu singular de sacrificio que los hace dignos de elogio por hacer una labor, que después de todo ejercen voluntariamente a cambio de una soldada. ¡Nada más lejos de la realidad!
Pero no es menos cierto que cuando se disponen a trabajar, tienen que preocuparse de ponerse un chaleco antibalas, o al menos comprobar que va en el vehículo oficial, porque al ejercer su profesión, corren el riesgo, de que por el mero hecho de ser quién eres al vestir el uniforme, te puedan pegar un tiro.
Aunque eso no es lo habitual ¡¡¡No hay que ser exagerados!!! Lo normal es que te desafíen, falten al respeto, te griten, insulten, intenten pegarte, te recuerden que cobras con los impuestos que ellos pagan..., aún no habiendo cotizado un puto día a la seguridad social etc...etc...
Chusma y gentuza que sin pretender ser descalificativo con ellos, son una realidad, y una forma de vida respetable, en tanto a su vez respeten la libre opción, derechos y sobre todo propiedades de los demás, aunque esa parte la suelen olvidar.
Pero también está el ciudadano de bien, que tiene muy claro que lo es, y se siente muy orgulloso de su patria, pero que si conduce con una copita de más, “hombre... pues mire usted hacia otro lado... que yo soy de bien, y tengo cultura y una posición, y un cargo, y conozco a”...
¡A la mierda..., váyase a la mierda! Con su gran cultura, cargo y posición, que no van ligados a la educación, que hasta los hay de la gentuza que tienen más que estos de bien.
Y también está el “jipipijo” que va de amigo de los pobres y contra las fuerzas opresoras.
Esos que reparten con loable generosidad entre todos, lo que no es suyo, y ya de paso pillan cacho, pero siempre desde sus casas en la zona norte. Y al final, resulta que les gusta viajar en primera y comer mariscadas tanto como a sus opuestos. Y cuando les tocan algo de los suyo, te llaman indignados y te exigen justicia sumaria, “¡Qué es lo que tenéis que hacer que para eso os pagan! Aunque si de mí dependiese no deberías de existir, porque lo único que hacéis es oprimir al pueblo...” Del que soy parte pero con el que no me mezclo, añadiría... ¡¡¡Hipócritas de tres al cuarto... A la mierda también!!!
La justicia juzga, y aún teniendo al mismísimo Satanás sentado en el banquillo, te van a buscar las vueltas, y si te descuidas después de haber hecho tu trabajo lo mejor que puedes, igual sales hecho una mierda calentita.
Y desde dentro... te dicen “ Sois la parte esencial” “ La base, lo que nos fundamenta” “ la columna vertebral”.
Y es verdad que somos los primeros en llegar y los últimos en marcharnos, pero más que columna vertebral somos ojete.
Una parte oscura y deslucida con poca atención y cuidados, aunque primordial, porque si el ojete no existiera habría que inventarlo, ya que la mierda tiene que salir por algún lado.
Ya sea noble o plebeya, fina, seca, diluida, un mojón grande marrón o en bolitas negras. El ojete tiene que estar de servicio 24 horas al día los 365 días del año, para que por él pasen todas las mierdas sean como fueren. Más limpias y agradecidas o que te puedan hacer sangrar, el ojete siempre tiene que estar listo para trabajar.
Bitácora de un ojete. DDB
P.D. En este relato virtual, los hechos, ojetes y mierdas descritas son ficción, cualquier parecido con la realidad es una mera casualidad.