
Iniciado por
tedacuen
Lo que sostiene el sistema es el abuso amparado en la subordinación militar.
El resto, es simplemente una gestión desastrosa de los medios humanos, propiciada por un despliegue y organización interna que no ha evolucionado desde la época fundacional, sin que los dirigentes de esto se ruboricen lo más mínimo. Cierre de unidades (con el ahorro en medios e infraestructuras que llevaría aparejado), creación de núcleos operativos con varios turnos, establecimiento de turnos fijos.
Esto, que en una empresa de la calle, sometida al escrutinio de sus clientes (el cliente en las FFCCSS es el ciudadano) y a sus beneficios (el beneficio en las FFCCSS es la Seguridad Ciudadana), se hace rápidamente y por el bien de la propia empresa y se llama REESTRUCTURACIÓN, sin lamentos ni exageraciones y pongo como ejemplo lo que ocurrió cuando quitaron las IAs de los Puestos, de la noche a la mañana, de forma efectiva y mejorando el servicio dado al ciudadano...
Aquí hay una gran traba, no lo dudéis. El militarismo MAL ENTENDIDO (a mí me da igual ser civil o militar, pero no militar y el último de la clase) del que abusa y se aprovecha una CASTA privilegiada (sólo hay que ver como protegen su parcela, si no, echadle un ojo a la última ley de Personal) para campar a sus anchas y sin oposición (intentad promover un recurso fundamentado con la actual ley de destinos... Han atado todos los cabos muy bien...)
Después de algunos años de experiencia asociativa en la que se han conseguido cosas, no lo niego, volvemos a la restricción de derechos, a la normativa absurda y opaca (¿sabéis lo que cobráis por un nocturno o festivo?) y a apretar las tuercas cada vez más (RAI en la ATGC).
¿Que tenemos realmente? Un Consejo que no es uno organismo vinculante, sede de ninguneos y de ostracismos, utilizado para dar un viso de "democratización" en una institución antagónica con ese concepto y un abanico asociativo enfrentado así mismo (sólo tenéis que leer un algunos hilos en este mismo foro), echándose pestes unos a otros, mientras que los altos responsables se parten el pecho al verlo...
Hace falta un cambio de rumbo, hace falta que las asociaciones dejen sus diferencias, vuelvan al espíritu que tenían en sus comienzos y se unan para lo IMPORTANTE, los temas más sangrantes y, vista la experiencia, ABANDONEN el Consejo, dejen de bailar el agua a la Casa Grande y empiecen a reclamar los derechos como se ha demostrado que funciona, A TRAVÉS DE LA DENUNCIA JUDICIAL.
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