Fiel reflejo del esperpento en el que se ha convertido esta sociedad.

Un policía se juega la vida por ayudar a alguien que le desprecia e insulta incluso en el propio momento en que le salva la vida. Mientras, el pillo que no se casa con nadie, y ajeno a todo solo ve en tal escena su propio beneficio.

Para unos el héroe será el borracho, espíritu libre que nada pide a nadie, ni nada espera para vivir (pero que todo se lo dan, y si no, muerde)

Para otros el héroe será el pillo. Hombre práctico que desprecia los Quijotes (hasta que los necesita, y entonces la exige)

Por último el héroe callado y silenciado. El que es héroe por vocación y villano por imposición. El condenado a defenderse de quienes defiende, y del que sólo se acuerdan cuando hace eso que tan bien sabe hacer. Morir