Leyendo al maestro me ha llamado la atención lo escrito en uno de sus pasajes , y me ha resultado sumamente curioso lo que pone en boca de sus personajes por la coincidencia con mis retorcidas sospechas.

Lean vuestras mercedes y juzguen.

“ D. Francisco de Quevedo, cuya singular persona ya dije estaba de moda aquellos días, se veía detenido a cada momento por gente que lo saludaba con deferencia o solicitaba su apoyo en alguna pretensión. Aquél pedía beneficios para un sobrino, el otro para un yerno, este para un hijo o un cuñado. Nadie ofrecía trabajar a cambio, nadie se comprometía a nada. Se limitaban a andar en corso, reivindicando merced como un derecho, haciéndose todos de la sangre de los godos en pos del sueño que acarició siempre cada español: vivir sin dar golpe, no pagar impuestos y pavonearse con espada al cinto y una cruz bordada al pecho.
Por los clavos de Cristo- murmuraba – que nos hemos convertido en un país de pedigüeños. Lo que no era poca verdad, y aun había de serlo más en lo que estaba por venir. Para el español, la merced no fue nunca privilegio sino derecho inalienable; hasta el punto de que no conseguir lo que su vecino alcanzaba ennegreció siempre su bilis y su alma”.

¿A qué me recuerda esto?........

Curioso….¿Verdad?