El Centenar de la Ploma fue una compañía de cien ballesteros encargada de escoltar y proteger la Señera de la ciudad y reyno de Valencia.

Fue instituida por Pedro IV el Ceremonioso en 1365 bajo el nombre de Centenar del Gloriós Sant Jordi (en castellano, Centenar del Glorioso San Jorge) por estar bajo la advocación de este santo, pero pronto se conoció popularmente como Centenar de la Ploma (pluma), por la característica pluma que llevaban los ballesteros en el birrete, y con este nombre ha pasado a la historia. Desapareció en 1707 con el Decreto de Nueva Planta.

Gracias a un documento de 1503, hoy sabemos que esta milicia fue instituida por el Ceremonioso el 3 de junio de 1365, durante el asedio de Morvedre, en plena guerra con Castilla. Parece que esta concesión fue una compensación por los servicios prestados por la hueste o milicia urbana de Valencia en esta guerra, pues hacía tiempo que la ciudad pedía la creación de una milicia fija que se pudiese reunir con rapidez, contra la lentitud que supone la convocatoria ciudadana de huestes.

Aun así su función principal fue la de escoltar y proteger la Señera de Valencia, que en el momento de su constitución no era aún la Señera Coronada, sino el señal del rey.

Existe cierta confusión con otra milicia de cien hombres a caballo, distinta de la de los ballesteros, pero también con la función de proteger el estandarte real, y que fue creada el 23 de julio de 1376, en las Cortes Generales de Monzón, por el mismo Pedro el Ceremonioso, a pesar de que las ordenaciones no se elaboraran hasta 1391 durante el reinado de Juan el Cazador. A pesar de la coincidencia de funciones, no parece que sea la misma compañía, y no está demasiado claro si continuó existiendo. Aun así sabemos que estaba constituida por 70 hombres a caballo armados y 30 jinetes.

En recuerdo de esos significativos hechos se constituyó en 1982, en el monasterio mercedario de Nuestra Sra. del Puig de Valencia el “Insigne Capitul de l´Almoina de Sant Jordi de Cavallers del Centenar de la Ploma”,[1] formado por un nutrido número de caballeros sucesores espirituales del Centenar de la Ploma, teniendo actualmente como fines: contribuir al esplendor de los actos en honor a la Senyera; defender por todos los medios lícitos la integridad territorial, histórica, cultural, lingüística y artística del Reino de Valencia; organizar y promover toda clase de actos que contribuyan al conocimiento de la historia, de las lenguas, de los símbolos y del rico patrimonio cultural de reino valenciano y por último, homenajear a sus hijos ilustres.

Para ingresar en el Capítulo, el caballero neófito deberá realizar el juramento de lealtad y una vez efectuado, recibirá el collar y las espuelas doradas, así como el anillo capitular que le acreditarán como caballero efectivo.

El uniforme corporativo consiste en una guerrera de paño blanco cruzada con botones dorados, puños y cuello de paño rojo resaltado de vivo dorado y sobre el pecho, la cruz de San Jorge de gules. Hombreras de paño rojo, cargadas de un bordado con la pluma blanca de los caballeros. Pantalón azul con galón lateral dorado. Sombrero bicornio negro guarnecido de pluma blanca de garceta. Cinto dorado. Guante blanco y calcetín y bota negra.

Fue el 23 de julio de 1376, cuando se amplió la milicia con 100 hombres a caballo, distinta de la de los ballesteros, pero también con la función de proteger el estandarte real, y que fue creada en las Cortes Generales de Monzón, por el mismo Pedro el Ceremonioso, a pesar de que las ordenaciones no se elaboraran hasta 1.391 durante el reinado de Juan el Cazador, este nuevo cuerpo de combate de 100 hombres estaba distribuido por 70 hombres a caballo armados y 30 jinetes con armas ligeras. Queda estructurado el Centenar en 3 cuerpos de ejército, 100 caballeros, 100 ballesteros y 100 arcabuceros. La compañía de ballesteros es la que suele rendir siempre los máximos honores, esta Compañía introducirá también 50 jinetes con ballesta ligera y quedará definitivamente formada por 50 caballeros-ballesteros y 50 ballesteros de a pie, con ballestas más pesadas y así queda escrito en los anales de nuestra historia.

El Rey Juan II en 1470, amplió el privilegio otorgado al Centenar de la Ploma concediendo un sueldo a sus miembros y la facultad de poder portar todo tipo de armas, y en todo momento, aunque el arma característica del Centenar es la ballesta, también solían estar equipados con espada, daga, lanza o arcabuz. Las prácticas de tiro solían hacerlas en el Muro de Quart junto a las torres.


Felipe V, en los decretos de Nueva Planta (1707) tras ganar en la batalla de Almansa a los seguidores del Archiduque Carlos, en la guerra de sucesión. Fueron abolidos los fueros del reino de Valencia, junto con el de Aragón.

En el museo de la ciudad de Játiva está colgado boca abajo el retrato de Felipe V por haber ordenado el incendio de la ciudad, y sus campos sembrados de sal para condenarla a la pobreza y hambruna. Hasta las Cortes de Cádiz, 1812, no recobró su nombre de ciudad, que fue cambiado por el de Nueva Colonia de San Felipe, como castigo de Felipe V.