Seguro que alguno al leer eso del Museo del Orinal tuerce los morros y piensa : “ ¡Huy qué asco!”, pero efectivamente ha sido un elemento imprescindible en todos los hogares hasta que empezaron a existir los cuartos de baño dentro de las casas; porque hasta hace “cuatro días” ni tan siquiera había agua corriente en muchísimos hogares. ¿Se imaginan vuestras mercedes tener que salir a orinar a la calle en plena noche invernal del Pirineo navarro o bajo la helada criminal de la meseta?
Con el botijo pasa tres cuartos de lo mismo; aunque en este caso tendría que seguir siendo un elemento indispensable en las casas. Ahora hasta en los coches colocan huecos destinados a poder llevar las botellas y bolleticas de agua. El personal va por la calle con la botella y a cada doce pasos desenroscan el tapón y dan un sorbo, en parte por moda y en parte por sed, pero no hay color entre el plástico transparente y la obra de arte que su sola figura representa el humilde botijo. Además es un elemento que puede guardar el frescor del agua sin necesidad de energías refrigeradoras y esas modernidades.
Respecto a los bandoleros de Sierra Morena, convendría saber algo más sobre su existencia y sus aventuras, ya que la GC va paralela a la existencia de estos paisanos y así algunos comprenderían algunas particularidades del Cuerpo.