Ahora que está de moda eso de qué si el islam sí o si el islam no, os voy a contar una curiosidad que creo ya apunté alguna vez; aunque creo que fue en la época antigua del foro ( antes de los ataques cibernéticos que jodieron el asunto)
Se trata de saber el por qué de la famosa matanza que dentro de poco se realiza (todavía, hasta que la prohíban los podemitas por maltrato de la hocicuda y orejona víctima) en muchos pueblos españoles.
Ya sabemos ( y si no os lo digo yo) que el bendito cerdo hispánicus ( que incluye al ibérico y al zamorano) ha quitado mucha hambre a nuestros abuelos a lo largo de la historia. Un par de estos animalitos, uno para la venta y el otro para consumo interno, nunca han faltado en las más humildes familias de raigambre celtibérica. Pero no sé si os ha llamado alguna vez la atención cómo es posible que el tacaño homo hispanicus, que normalmente oculta sus riquezas al vecino y al fisco y siempre anda llorando porque llueve, cuando llueve, y porque hay sequia cuando no lo hace, prepara un fiestorro por todo lo alto y se enteran hasta en los pueblo limítrofes de cuando se celebra la matanza.
Pues el asunto tiene su miga.
Esta costumbre de que todo el mundo se entere de cuando se hace la matanza viene de aquella época, más radical y resolutiva, en que los señores Reyes Católicos se cabrearon con los musulmanes que no se adecuaban ni se integraban en la emergente sociedad cristiana y los dieron un billete de salida para que se buscasen la vida a lo largo y ancho del mundo mundial…pero que nos dejasen en paz al resto….que ya estaba bien de dar la tabarra durante ocho siglos de los de cien años cada uno.
Lo malo, es que algunos de aquellos señores musulmanes decían que no había problema, que ellos eran muy buenos y estaban integrados perfectamente, y que no les importaba pasar a apellidarse Pérez en vez de Ad- El- Krim- El- Jatabi; aunque sus ideas seguían siendo las mismas que hoy día les adornan.
En estas estábamos cuando los racistas Reyes Católicos no tragaron con el cuento; así que mandaron a las Fuerzas de Seguridad del Estado del recién unificado reino español ( entonces se denominaban Santa Inquisición) a que vigilasen e investigasen como se comportaba el personal para detectar a los moritos que quedaban camuflados entre los brutotes cristianos.
El personal, que era bruto y pobre, pero no tonto; se buscó un truco para evitar problemas. Aprovechando que el jalufo y los seguidores de Alá no son compatibles, montaban un circo para que las cosas quedasen suficientemente claras a la hora de asegurarse el condumio para todo el año. Mataban al pobre cerdo de modo y manera que se enterase todo vecino y, de esa manera, evitar suspicacias que les acarreasen problemas con la autoridad competente.
Tontos, lo que se dice tontos, no eran nuestros abuelos.