La ciencia parece confirmar que tenemos las extremidades de la momia de Nefertari, la reina favorita de Ramsés II

La noticia de que en junio habrá nueva momia, la de la princesa Ahmanet, en la película The Mummy, de Alex Kurtzman, con Tom Cruise, ha coincidido en excitante sincronía con la reciente publicación de los resultados del estudio sobre las supuestas piernas de la reina Nefertari. Me es difícil decir qué me entusiasma más. Hay que reconocer que las imágenes que nos llegan del tráiler del filme –ese inquietante sarcófago antropomorfo, el rostro tatuado de la princesa y sus ojos de pupila doble- resultan más impactantes a priori que las fotos de las extremidades momificadas de la reina favorita del gran Ramsés II, una de las mujeres más legendarias del Antiguo Egipto junto con Hatshepsut, Nefertiti y Cleopatra. Pero habría que haber visto esas piernas en su mejor momento (hace un par largo de milenios), cuando el Nilo tenía buenas crecidas y Nefertari volvía loco al faraón.

Hoy las piernas de la soberana pueden resultar algo decepcionantes para el profano. Son tres trozos momificados: un largo fragmento de pierna consistente en un fémur y su tibia (incompletos), y dos pedazos cortos de la otra, una parte de fémur y otra de tibia. Ni siquiera llevan medias. Uno nunca les silbaría al pasar o les lanzaría lindezas faraónicas del estilo “¡vaya con aquella por la que el sol se alza!” o “¡caramba con la Señora de las Dos Tierras, amada de Mut!”. Sin embargo no es necesario echarle mucha imaginación para devolverles la vida a ese par de extremidades –como hacen en las películas los sacerdotes enamoradizos Imhotep o Kharis-: basta con recordar las imágenes de Nefertari en las paredes de su bellísima tumba (QV 66) en el Valle de las Reinas y que permiten admirar unas piernas realmente sensacionales.

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