Es correcta tu afirmación sobre los sufridos bomberos, aunque las primeras noticias que se tienen sobre un grupo organizado y preparado para hacer frente al fuego nos viene de la Roma imperial, y un poco antes, en Grecia ya se había inventado algún artilugio destina a la lucha contra los incendios, que en realidad es el fuego descontrolado. Un tal Ctesibius invento algo así como un par de cilindros a los que creo que llamó Siphona, que era la abuela de las bombas modernas. Luego aparecieron en Roma los “vigiles”, que eran esclavos destinados a combatir los incendios ( los bomberos en Italia se les denomina Vigiles del Fuoco). Pero sinceramente creo que el primer bombero fue algún primo nuestro de Atapuerca que fue a tocar algún arbusto ardiendo, se quemó, se acordó de toda la familia del chamán de la tribu, le pegó una patada, salpicó tierra, y pudo comprobar que aquello remitía. Luego, como antes llovía y la gente no protestaba, algún de aquellos primos nuestros que estaba tan agustito en la entrada de la caverna sin tener que hacer caso a la parienta y tener que salir a cazar, se dio cuenta que la lluvia apagaba el fuego que posiblemente un rayo había producido, y más o menos así debió empezar la profesión.

Lo de las “ideas de bomberos” también es cierta aunque, no sé por qué, se le suele dar el significado contrario; es decir, que una “idea de bombero” se suele asociar con una metedura de pata al intentar solucionar algo; lo que muchas veces es cierto. Los bomberos no son distintos al resto de la especie humana; un poco más brutotes pero poco más que el resto.

Esto no es ninguna habilidad intrínseca del susodicho, todo viene de la imperiosa necesidad de solucionar las cosas con lo mínimo e inmediato que se tiene a mano, y en eso de la improvisación los españoles somos expertos.

Una vez se mandó a un bomberillo joven y sin apenas experiencia, a que “cogiese” la matricula de un vehículo que los gitanos ( sí los gitanos) habían quemado. Ante la tardanza en “coger” la matricula” se le llamó por la emisora para que explicase si tenía algún problema, argumentando el chaval que la matricula estaba remachada a la chapa y que no tenía herramientas a mano para “cogerla”; pero que con un poco más de paciencia lo lograba en unos minutos. Luego el chaval fue afinando sus “ideas de bombero” con el paso del tiempo, llegando a ser un gran profesional.

Un saludazo faraona.