Personalmente no se si será haberme criado cerca del Pardo, con mucho campo y monte cerca, o por las enseñanzas que me dió mi padre, sea como fuere gusto de no modificar el aspecto salvaje de la naturaleza.
Cuando camino por el campo igual que miro donde pisar al andar también discierno entre pisar unas u otras plantas, pues no es lo mismo una planta que se da por todas partes que otras que apenas tienen un número significativo, o son futuros arbustos e incluso arboles.
Ahora que fumo algún cigarro, suelo echarme una bolsa en el bolsillo o uso el chivato de plástico de la cajetilla para no dejar tirada la colilla.

Que pena y sensación de impotencia me ha dado ver la agonía de estos animales causada por la ineptitud y desidia de los seres humanos que no cuidan nunca nada de lo que les rodea. Me alegro de de ser humano y de sentirme nada humano en ese sentido.