Nos hacen falta cambios, o más que cambios, una evolución real. A mi ejemplos como el de Andalucía, con más de tres décadas en manos de un mismo partido y con los graves problemas laborales, económicos y de corrupción que sufre esta comunidad, me reafirman en mi opinión de que el oligopolio del poder es uno de los azotes de este país. Ademas de múltiples reflexiones sobre el voto "prisionero e incondicional", que también es un mal endémico.
Tenemos una clase política que parece más nobleza hereditaria que servidores de la ciudadanía. Solo vemos empatia y sensibilidad 2 meses antes de las elecciones, luego nos toca 4 años de barrabasadas, engaños e incumplimientos electorales. Y lo peor es que hay gente que, pae lo que pase, seguirá votando una y otra vez las mismas siglas.
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