Me duele escuchar este tipo de noticias, quizás porque crece mi soberbia y hace que me sienta embadurnado de ese sentimiento tan rastrero en el ser humano como es la ENVIDIA. Tengo envidia de que este tipo de personajes, por ser hijos de quienes son, hayan llegado a unos puestos laborales tan fructíferos sin apenas dar el callo que otros sí dan para conformarse con una décima parte de lo que ellos ganan. La política da A S C O, y lo malo no son las náuseas que produce estar cerca de ellas, sino el olor tan asqueroso que se respira en ciertos estamentos de la Institución para la que trabajamos, pues bien sabemos todos que por desgracia para nuestro País, dependemos de esa clase privilegiada que está arruinando lo que tantos años ha costado a nuestros antepasados. Todo este sistema Constitucional ha costado muchas vidas, ha costado mucho esfuerzo, ha costado muchas desilusiones, pero no pasa nada, ellos se lo guisan a su modo sin pensar que esto es para todos. Tarde o temprano lo lamentarán, bien por carne de sus descendientes, bien por ellos mismos, pues la maldad no puede llegar muy lejos sin al menos con el intento de ser erradicada, cueste lo que cueste.